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Junts pel Sí y la CUP diseñan una asamblea suprema con megapoderes

Los antisistema obligan a convergentes y republicanos a "incorporar desde el inicio la perspectiva de género" en el "proceso constituyente".

Mientras Francesc Homs enreda en el Congreso de los Diputados con el PP, la "comisión constituyente" del parlamento catalán ha dado a imprenta el acuerdo de Junts pel Sí (CDC y ERC) y la CUP sobre el final del proceso, los últimos pasos en el viaje a la república catalana.

Se trata de un pacto de once puntos cuyos primeros cinco son descriptivos e inciden en que "no hay margen para el reconocimiento del derecho a decidir del pueblo catalán en el marco jurídico constitucional español" y que el proceso constará de tres fases: "Proceso participativo, desconexión del Estado y convocatoria de elecciones constituyentes, y un referéndum para ratificar la nueva constitución".

El documento no marca plazos, sino objetivos. El primero, la creación del "Forum Social Constituyente" (FSC), que estaría formado por "representantes de la sociedad civil organizada y de los partidos políticos". A este foro le corresponderá agitar la participación ciudadana en la redacción de una constitución.

Tras esta fase, Junts pel Sí y la CUP tramitarían en la cámara autonómica las "leyes de desconexión", que, según el texto, "no son susceptibles de control, suspensión o impugnación por parte de ningún otro poder, juzgado o tribunal". En paralelo se activará la "convocatoria de la Asamblea Constituyente", la disolución del Parlament para dar paso a la tal asamblea, una superestructura con "plenos poderes" y cuyas decisiones serán "de obligado cumplimiento para todo el resto de poderes, personas físicas o jurídicas". Como por arte de magia, "ninguna de las decisiones (de la Asamblea Constituyente) será susceptible de control, suspensión o impugnación", igual que las leyes de desconexión.

La asamblea suprema, soberana y con poder por encima de todos los poderes debería convocar un referéndum constitucional. Fin del trayecto.

El colofón del acuerdo es, como corresponde, su último punto: "Desde el inicio se debe incorporar la perspectiva de género de una manera transversal y con una estrategia dual, al efecto de romper la inercias históricas de nuestra sociedad y que el proceso constituyente lo sea también para todas y todos".

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