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Imputan a cuatro cargos de la Complutense por el hacinamiento de cadáveres

El juez ha citado a cuatro personas tras la denuncia de una empleada sobre el hacinamiento de cadáveres en la facultad de Medicina.

Varios responsables del departamento de Anatomía Humana y Embriología II de la Universidad Complutense de Madrid declararán como investigados los próximos 3 y 4 de octubre dentro de la investigación judicial sobre el hacinamiento de cadáveres en un sótano de la Facultad de Medicina de este centro universitario.

El caso estaba estancado desde hace varios meses. Pilar Mansilla, que trabajó 10 años en este departamento, fue la primera en denunciar que había contraído cáncer a causa de inhalar el formol usado para conservar los cuerpos. Más empleados se han ido sumando a la causa. Este mismo miércoles, cuatro de ellos han ratificado la querella.

En una providencia, a la que tuvo acceso Europa Press, la juez titular del Juzgado de Instrucción número 37 de Madrid ha citado a declarar el próximo 3 de octubre como investigados el exdirector del departamento de Anatomía y Embriología Humana II José Ramón M.V.; y al decano de la Facultad de Medicina de la UCM, José Luis S.W.

También comparecerán como investigados el próximo 4 de octubre el gerente de la misma facultad, Jesús B. M., y el director de servicios de Prevención de Riesgos Laborales, José Javier S.G.

La declaración se enmarca en la causa impulsada por Mansilla, la mujer que se querelló contra la universidad por sufrir una enfermedad como consecuencia de inhalar el formol con el que se conservaba los cadáveres. A la querella se sumaron recientemente cuatro empleados más tras denunciar el padecimiento de diversas patologías respiratorias como consecuencia previsiblemente de inhalar el formol que conserva los cadáveres.

En la declaración, a la que ha tenido acceso Europa Press, uno de los denunciantes, Jesús Ruiz Santillán, ha manifestado que se quejó a su director de las condiciones en las que trabajaban y que la acumulación de cadáveres en la Complutense fue entre 2012 y 2014.

"Llegaban cadáveres a diestro y siniestro, muchísimos, y te decían que la cámara no estaba preparada para ello", ha destacado a preguntas del fiscal, a quien ha expuesto que los cuerpos venían sin el certificado de defunción y sin información sobre qué enfermedades habían tenido.

También ha detallado que su director no le pidió que elevara las quejas y que "perfumó toda la facultad cuando sacaron los cadáveres". "Lo que me dijo fue que los trapos sucios se lavan en casa", ha manifestado el querellante.

En su comparecencia, Samuel Arenas ha señalado que su director era "consciente" de cómo se estaba trabajando en este departamento, indicando que se quejó varias veces de las malas condiciones del horno. Trasladó sus quejas al gerente de la Facultad de Medicina "Algunos cadáveres se sacaron para que se incineraran y no dio tiempo y esos cadáveres terminaban podridos", ha indicado ante las partes personadas.

Por su parte, Mansilla ha manifestado que incluso cuando el caso se destapó en la prensa el decano de la Facultad no fue al departamento para ver lo que pasaba. No conoció los hechos hasta que subió una compañera suya con una persona del Comité de Empresa para hablar con el gerente de lo que estaba pasando. Entonces, animaron a que vieran lo que había, dado que "olían muy mal" y le enseñaron una sala con "cadáveres frescos y amontonados". Tras ello, se lo comunicaron al decano.

Según Mansilla, la acumulación data de 2009 cuando llegó el director del departamento. "El profesor Mérida quería más y más cadáveres y no le importaban la historia clínica, si eran gordos, daba igual su estado. Había hecho concierto con varios hospitales y no eliminaba los antiguos", ha señalado, a lo que ha detallado que con el anterior director entraban 20 o 30 cadáveres y con Mérida hasta 52.

Otra de las extrabajadoras, María José Hernández, ha explicado que tras la Inspección e Trabajo a raíz de que el tema saliera en los medios se limpió todo el departamento. Sin embargo, ella pidió el traslado.

La querella se dirigía también contra el exdirector de la Complutense José Carrillo. Dentro de la investigación, un informe forense ya vinculó las patologías y enfermedades sufridas por otros cinco empleados de la Complutense con "las pésimas condiciones laborales desde el punto de vista higiénico sanitario" al que han estado expuestos todos ellos durante años.

La UCM, tras este caso, aprobó la creación de un Centro de Donación de Cuerpos (CDC), de gestión centralizada, que funciona de acuerdo con unos estrictos protocolos para garantizar una gestión ética y conforme a las disposiciones legales vigentes, con "objeto de salvaguardar la dignidad humana y los fines" de la donación al servicio del conocimiento científico y de la vida.

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