Todos los caminos conducen a Roma y en el caso del ministro de Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, más. El veto del presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, a que presidiera el Congreso, allana el terreno, pero la aportación definitiva puede venir de la mano de Església Plural, una entidad de "cristianos de base" que se declara "abierta a cualquier grupo, persona o entidad del espacio sociocultural catalán y al servicio de todas las iglesias de los Países Catalanes". Este grupo ha emprendido una recogida de firmas para evitar el nombramiento de Fernández Díaz como embajador ante la Santa Sede, puesto que le consideran un auténtico peligro para la Iglesia en Cataluña, el proceso separatista e incluso para los afanes aperturistas del mismo Papa.
Según un comunicado de dicha asociación, "si se llega a materializar (el nombramiento) sería uno de los golpes más duros en las últimas décadas para la Iglesia catalana y también para el proceso que el país ha emprendido hacia su autodeterminación, que culminará, muy probablemente, con la creación de un nuevo estado".
"Ultracatólico" y "conspirador"
Los impulsores de la campaña llegan a afirmar incluso que en caso de que Jorge Fernández Díaz consiga las credenciales "se convertirá una nueva dificultad para el proceso de renovación que lidera el papa Francisco (...) puesto que Fernández Díaz es un ultracatólico manifiesto y pondrá al servicio de la derrota del Papa sus habilidades como conspirador".
Tras ponderar las insuperables virtudes de Fernández Díaz para el cargo y mostrar el pánico que su nombre desata entre los "católicos" de la "Iglesia catalana", la nota de Església Plural hace un dramático llamamiento: "Es necesaria una reacción rápida y amplia de la ciudadanía, y especialmente de las personas católicas, para alertar al Vaticano sobre el perfil del candidato a nuevo embajador y pedir que no le otorguen el preceptivo plácet". Se comprometen a presentar las firmas en el mismo Vaticano
El aludido, por su parte, ha manifestado en público y en repetidas ocasiones que ser embajador ante la Santa Sede sería la culminación perfecta de su carrera política. Si obtiene el visto bueno de Rajoy, el plácet vaticano es cosa hecha dadas, entre otras circunstancias, las excelentes relaciones del todavía ministro de Interior en la Conferencia Episcopal y sus conocidos contactos en Roma.