No habrá acuerdo de investidura con los secesionistas catalanes. Así lo aseguraron, al menos, fuentes del entorno de Mariano Rajoy, que circunscribieron su "gesto" a las negociaciones discretas para que "previsiblemente" Convergencia tenga grupo propio en el Congreso. "Puede haber diálogo" pero "no va a suponer ninguna cesión", enfatizaron oficialmente. Si bien, lo ocurrido provocó la primera amonestación de Ciudadanos y la inquietud en distintos cuadros del propio PP, donde recibieron con sorpresa -e incluso con preocupación- la aproximación vivida con los partidos rupturistas en las Cortes.
Para caldear aún más el ambiente, el PP jugó al despiste en un primer momento, y no quiso aclarar cómo se fraguó el apoyo de los nacionalistas en la votación de la Mesa del Congreso y qué se ofreció a cambio. "Me alegra que me lo preguntes. Cuando sepa la respuesta, te llamo", replicó con sorna un portavoz habitual a media mañana. Una confusión y falta de detalles que también afectó al ánimo de algunos barones territoriales, que acogieron la maniobra con enorme cautela. "Es bueno hablar con todos, pero teniendo muy claras nuestras líneas rojas. Nuestra prioridad no pueden ser los nacionalistas catalanes y vascos", subrayó un presidente regional, en conversación informal con este diario.
Finalmente, el equipo de Rajoy aseguró que todo se ha tratado de un "acuerdo puntual" que "afecta a los grupos", aunque no se vayan a cerrar los canales de diálogo. "El apoyo es intrascendente y, al menos en la investidura, Convergencia no lo va a repetir", expusieron desde la cúpula. Menos reticencias mostraron en Moncloa con respecto al PNV, que logró gracias al PP un hueco en la Mesa del Senado, pero admiten que el escenario es complejo por las inminentes elecciones vascas. Y, una y otra vez, tanto Rafael Hernando como Andrea Levy prometieron que no habrá acuerdos encubiertos, por ejemplo con respecto a la unidad nacional o cuestiones económicas. "Nunca habrá contraprestación cuando se hable de la igualdad de los españoles… No hay ninguna moneda de cambio", subrayó la vicesecretaria general de Estudios y Programas.
A partir de ahí, el PP no dudó en intentar aprovechar las circunstancias y, ante la amenaza de Albert Rivera de votar en contra de Rajoy, tiró la pelota a su tejado. "Si Rivera vota a favor de la investidura, el PP aparca cualquier relación con los nacionalistas", aseguró Javier Maroto, en declaraciones a La Sexta. Repitió varias veces el mismo mensaje. "Le pido a Ciudadanos que aporte" con su voto favorable "para que no haya ninguna duda" con los separatistas, añadió. Si da ese paso, remató Maroto, "se acabarían todas las cábalas".
Ciudadanos, clave para el PP
En teoría, Ciudadanos sigue siendo la gran prioridad para Rajoy. "Si pasan de la abstención al voto afirmativo, al PSOE no le quedará mucho margen de maniobra", reiteraron una vez más desde la cúpula del partido. Y de ahí que ya se le habría transmitido a Rivera que "no hay de qué preocuparse" con respecto a los nacionalistas catalanes, aunque se dé por descontado que Convergencia tendrá grupo propio. En esRadio, Xabier García Albiol orilló la cuestión y se limitó a echar mano al reglamento de la Cámara Baja.
A partir de ahora, el presidente en funciones quiere recuperar la discreción en sus contactos, ayudado por María Dolores de Cospedal y Hernando, entre otros. En lo que resta de semana, solo tiene en agenda la reunión habitual del Consejo de Ministros que se celebra los viernes.