Continúan las réplicas del caso Portet, el enfrentamiento del músico con un camarero de Baleària que no sabía catalán. El excomponente de El último de la fila publicó la fotografía del empleado en Twitter, lo que dio lugar a un linchamiento virtual por parte de usuarios nacionalistas. A los dos días, una mujer denunció por el mismo procedimiento y por la misma causa a un restaurante de Barcelona. A las pocas horas, el vicepresidente del Consejo Audiovisual de Cataluña (el órgano censor y repartidor de frecuencias) emitía un tuit denunciando que había tenido que preguntar en español por el lavabo de la estación de trenes de Sitges.
Ahora, una familia denuncia a un socorrista de la playa "La Fosca", de la localidad gerundense de Palamós, que se habría negado a atender a un niño de una picadura de medusa porque el padre le habló primero en catalán.
La versión de los denunciantes resulta conmovedora: "Hoy en la playa La Fosca de Palamós una medusa ha picado en la espalda a mi hijo. He ido al socorrista y no me ha querido atender porque no le ha parecido bien que me dirigiera a él en catalán". Ante la primera negativa, el padre habría accedido a dirigirse al socorrista en español. Continúa el texto: "Le he pedido que me atendiera en castellano porque la salud es más importante que cualquier disputa lingüística, pero se ha negado en redondo". El final del mensaje exclama: "¡¡¡Por favor, divulgadlo para que no ponga a ningún catalán más en peligro!!!"
"Con ellos no valen buenas palabras"
Como en los anteriores casos, una oleada de indignación contra el socorrista y solidaridad con la familia ha estallado en las redes sociales. Tanto que el digital e-noticiesha reparado en la cuenta de Twitter de Santiago Espot, conocido activista, organizador de las pitadas al himno y al Rey en el Camp Nou, de la campaña de la estelada en la pasada final de Copa y vigilante de que los rótulos estén en catalán. "Aquí veréis el odio racista contra los catalanes. Ahora no pueden matarnos, pero nos dejarían morir", ha sido su primer mensaje. Luego ha enlazado con la versión de La Vanguardia digital de la noticia y ha concluido con el siguiente texto amenazante: "Con ellos no valen buenas palabras. Se necesita un lenguaje más comprensible, que si es necesario, ha de pasar por las manos".
https://t.co/nKGFPzw2Gm amb ells no valen bones paraules. Cal un llenguatge més entenedor que, si cal, ha de passar per les mans. (2)
— Santiago Espot (@santiagoespot) 12 de julio de 2016
Una historia totalmente distinta
La empresa del socorrista denunciado y con el que Espot pasaría a las manos se llama "Pro-Activa Servicios Acuáticos" y ha emitido un nota en la que afirma haber abierto un expediente para aclarar la situación, pero que "en todo caso, el niño recibió la atención adecuada en el puesto de socorro de la playa y no en la silla de vigilancia, dado que la silla no es un espacio sanitario y todas las atenciones sanitarias se efectúan en el puesto de socorro".
En el digital dolçacatalunya.com describen el perfil político de la denunciante y aportan el testimonio de una pareja que se encontraba en la playa y contradice la versión catalanista. Al parecer, la madre se puso nerviosa cuando el socorrista le sugirió que llevara a su hijo al puesto de socorro, se marchó y volvió con un teléfono móvil con el que le hizo fotos mientras le llamaba desgraciado y amenazaba con denunciarlo.