Colabora

Las últimas horas de Convergencia y el nacimiento del 'Nou Partit'

Entierro de CDC el próximo fin de semana y la CUP elegirá el sistema para purgar al grupo parlamentario.

Artur Mas y Carlos Puigdemont | EFE

El proceso separatista emprendido por Artur Mas en 2012 ha destrozado el paisaje natural de la política catalana. Ya nada es lo que era hace apenas un par de años. Unió, con el lastre de 19 millones de euros de deuda, ha celebrado este sábado la primera parte de un congreso en el que se ha decidido que Unió sigue siendo nacionalista, partidaria del humanismo de raíz cristiana y europeísta.

Ramon Espadaler, heredero de la quiebra de Duran, se someterá en octubre a la segunda parte del cónclave para ratificar su "liderazgo" en Unió, según los convergentes un "partido zombie" tras la voladura de CiU. Los democristianos no se presentaron a las pasadas elecciones generales, pero aspiran a reaparecer en las próximas autonómicas.

Sus excompañeros de CDC enterrarán las siglas el próximo fin de semana, días 8, 9 y 10 de julio. También será un congreso por entregas el que ha diseñado Artur Mas para tapar las siglas del tres por ciento, el clan Pujol y sus continuos fracasos electorales y políticos.

No obstante, el desenlace sobre el liderazgo en el Nou Partit (Nuevo Partido) -tal como se refieren a la próxima formación de Mas, Rull, Turull, Homs y Gordó los documentos internos de CDC- no se hará esperar mucho. El 23 de julio se sabrá si se impuso Gordó o Turull, máximos aspirantes a la dirección de una ejecutiva que será presidida por Mas, el único aspecto de la "refundación" convergente que es innegociable. El expresidente difunde la teoría de que la suya será una presidencia más honorífica que ejecutiva, pero su croquis está basado en el funcionamiento del viejo PNV, en el que el partido marcaba la dirección del gobierno vasco.

Entre bambalinas, las peleas por el control del partido se centran en Germà Gordó (exconsejero de Justicia e implicado por el exdirector de la Oficina Antifraude, Daniel de Alfonso, en una conjura para desbancar a Mas) y Jordi Turull, portavoz parlamentario de Junts pel Sí e independentista sin mácula. "Moderados", los de Gordó; "continuistas", los agrupados en torno a Turull, patrocinado por Mas y Homs. Hay un tercer grupo en discordia, encabezado por los consejeros autonómicos Josep Rull y Neús Munté, y en el que también figura la presidenta de la diputación, Mercè Conesa, que se define como "socialdemócratas".

Las diferencias estriban en que los teóricos "moderados" de Gordó aspiran a una posición más centrada, un partido "soberanista" en el que quepan algunos no separatistas. La independencia es su meta, pero "empleando siempre métodos pacíficos, legales y democráticos", según acotan en su documento "Nova Convergència".

La gran cuestión: el nombre

Las otras dos facciones no difieren en su apuesta por una "hoja de ruta" ilegal y aceptarían un referéndum unilateral. Lo que sea para continuar con el "Procés". En cuanto al nombre de ese futuro partido, las opciones incluirán una que mantenga el nombre de "Convergència", capitalizada por Gordó. El "Nou Partit", en la jerga de los fontaneros convergentes, es otra de las posibilidades. En el texto oficial que han recibido los militantes de cara al congreso se puede leer: "Aspiramos a convertir Cataluña en el mejor país para vivir el sueño europeo de paz, prosperidad, bienestar, felicidad y libertad". No están previstos, por tanto, cambios de calado, ni en los nombres ni en las consignas. El nombre será la gran noticia del congreso.

Cambios en la CUP...

La CUP también está de asambleas. La dimisión en bloque de una parte de su ejecutiva tras el veto a los presupuestos autonómicos generó una profunda crisis interna en la formación antisistema. El grupo parlamentario está cuestionado por un amplio sector de la militancia que ha comprado los mensajes de ERC y Convergència. A trazos gruesos, Anna Gabriel y los diputados no representan a toda la organización y han puesto en riesgo de descarrilar el tren del proceso separatista. Este próximo fin de semana celebrarán una asamblea en Cardedeu (Barcelona) para elegir un nuevo método de elección de los dirigentes que podría tener efectos prácticos antes de la moción de confianza a la que se someterá Carles Puigdemont tras el próximo 11 de septiembre. Todo conspira para que no tenga excesivos problemas.

El presidente de la Generalidad pertenecerá a un nuevo partido mientras que en la CUP sólo se tiene claro que Anna Gabriel, el único rostro reconocible de la dirección cupera, pagará los platos rotos en la cámara autonómica.

...y en Podem Catalunya y PSC

También los podemitas se apuntan a los cónclaves de julio, de modo que el 22 habrá elecciones para elegir una nueva dirección de Podem Catalunya. Ada Colau, la pieza sobre la que se sostiene en Cataluña el partido de Pablo Iglesias, no está involucrada, sino muy por encima.

Cerrarán el círculo los socialistas catalanes, ya entrado el otoño. El PSC celebrará congreso en octubre, pero ya ha generado una enorme polémica el informe iniciático, un texto en el que se vuelve al redil de derecho a decidir y plantea una reforma constitucional que convierte a Cataluña en Estado de facto, así como un referéndum para ratificar la secesión.

Temas

Ver los comentarios Ocultar los comentarios

Portada

Suscríbete a nuestro boletín diario