Ada Colau no está dispuesta a tirar de la manta, sino a favorecer el top manta y los chiringuitos municipales heredados de las épocas de Pasqual Maragall y Xavier Trias. Barcelona Regional, empresa fundada al albur de la transformación de Barcelona previa a los Juegos Olímpicos de 1992, es un nido de altos cargos, prebostes municipales y afines a Convergencia que acumula no sólo sospechas sino unas pérdidas monumentales. Tras el 92, Maragall decidió mantenerla como santo y seña del diseño arquitectónico y urbanístico barcelonés. En su época, era un referente para las grandes ciudades, dado el éxito del diseño de la nueva Barcelona.
La llegada al poder de los convergentes al Ayuntamiento de Barcelona supuso un punto de inflexión y Barcelona regional se convirtió en coladero y colocadora de altos cargos nacionalistas. Nada que ver con sus pretensiones iniciales de aconsejar a las grandes ciudades del resto del mundo sobre los procedimientos para adecentar las zonas urbanas más degradadas.
Antoni Vives, concejal convergente, fue el encargado del alcalde Trias para hacerse con las riendas de la empresa, participada por el Consorcio de la Zona Franca de Barcelona, el Puerto de Barcelona y la Fundación Abertis. A partir de ahí empezó a acumular pérdidas y proyectos delirantes, asesorías a las ciudades de Moscú y Río de Janeiro que se saldaban con pérdidas y efectos nulos sobre las fisonomías de las citadas urbes. Una auditoría reveló que durante el mandato de Trias, Barcelona Regional se pulió dos millones de euros en proyectos absurdos y abonados al fracaso, lo que motivó una investigación de la Fiscalía que continúa abierta. La asesoría internacional de "Barcelona Regional", encargada en un principio de analizar las necesidades en infraestructuras del área metropolitana de Barcelona, fue un fiasco absoluto. Los consejos al Gobierno griego, por valor de casi doscientos mil euros, no se cobraron, y la sociedad empezó a acumular pérdidas relacionadas con los viajes vip de sus directivos y los informes que durmieron el sueño de los justos.
Ciudadanos en el Ayuntamiento de Barcelona, liderado por la concejal Carina Mejías, ha decidido abordar el expediente, pero se ha encontrado con la negativa de Ada Colau y la abstención del resto de los grupos, que han trocado su petición de comisión de investigación por una de seguimiento. El grito en el cielo de la presidenta del grupo municipal naranja no ha servido para nada, a pesar de que al agujero en las arcas municipales debido al "asesoramiento internacional" de la aludida compañía supera los dos millones de euros.
En declaraciones a los medios, Mejías ha denunciado que Colau se dedica a tapar las corruptelas de Convergencia y ha subrayado la omertá del resto de los grupos. El quid estriba en que la comisión de seguimiento no incluye la comparecencia de los técnicos de Barcelona Regional ni del máximo responsable de los ruinosos negocios de la empresa municipal, el exconcejal convergente Antoni Vives.
Ciudadanos denuncia que Colau tapa la corrupción de Convergencia
El consorcio Barcelona Regional acumuló grandes pérdidas durante el mandato de Trias y la alcaldesa se opone a una comisión de investigación.
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