El silencio que Mariano Rajoy ordenó a los suyos se cumplió a rajatabla este viernes en el Palacio de La Moncloa. La consigna era clara: no desvelar ninguno de los pasos que pueda estar dando para conseguir un gobierno estable. Así, la vicepresidente en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría intentó esquivar como pudo todas las preguntas que sobre este asunto le hicieron en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.
"La intención del presidente es llevar esta cuestión muy de su mano", advirtió Sáenz de Santamaría. Una frase con la dejó entrever que es posible que Mariano Rajoy ya se haya puesto en contacto con otros líderes aunque no haya trascendido públicamente. "El rigor, la seriedad y la discreción" para culminar bien esta tarea "nos obliga a todos", enfatizó.
Tan solo confirmó lo que ya se sabía, que el presidente habló el jueves por teléfono con el líder de Coalición Canaria, Fernando Clavijo, y que ambos mantendrán una reunión el próximo martes. Del resto, nada se sabe. Según la número dos del Ejecutivo, Rajoy quiere "hablar con todos los grupos", pero no se va a informar de esas conversaciones hasta que no se cierren más flecos con el objetivo de "preservar el buen fin de las negociaciones", señaló.
El objetivo del presidente en estos momentos, explicó la número dos del Ejecutivo, es conocer las posiciones del resto de grupos para después poder ahondar en temas más serios. Entienden desde el Gobierno que poco se puede concretar en la primera semana tras las elecciones cuando todos los partidos están haciendo "análisis de los resultados" obtenidos.
Aún así, la vicepresidenta instó al resto de partidos a trabajar de "manera seria" para que se pueda conformar un gobierno estable cuanto antes. Un gobierno, insistió, que debe estar presidido por el Partido Popular y por Mariano Rajoy porque así ha sido el "mandato de los españoles" en las urnas.
En este sentido, hizo un llamamiento a la responsabilidad del Partido Socialista. Sáenz de Santamaría abogó por que ambas formaciones se pongan de acuerdo porque "dentro del marco constitucional" tienen ambos un "objetivo claro de país" como son "el crecimiento y el empleo" además de medidas como fomentar la competitividad, mejorar la educación o luchar contra el terrorismo.
Además, desechó la idea planteada el jueves por Ciudadanos de apoyar a Mariano Rajoy en la investidura a cambio de que se someta en dos años a una moción de confianza. Para la vicepresidenta, "trabajar por un gobierno estable" no casa con que ya se esté planteando esta cuestión. "Las casas se empiezan por los cimientos", advirtió.
Una vez terminada la rueda de prensa, la vicepresidenta en una charla informal con los periodistas avanzó que la intención de Rajoy es, una vez establecido el contacto telefónico, concretar reuniones con las formaciones que ahora mismo tendrían grupo parlamentario propio. Unos encuentros, apuntó, en los que de ninguna manera tendría cabida la formación proetarra Bildu, que esta vez ha obtenido dos escaños, y que tan alejada está de los planteamientos del Ejecutivo.
En cambio, Mariano Rajoy sí está dispuesto a reunirse ahora con Convergencia Democrática de Cataluña y con Esquerra Republicana, dos formaciones con las que no mantuvo contacto tras las elecciones de diciembre. Ahora desde Moncloa entienden que el escenario ha cambiado y que las posiciones se han suavizado en parte después de que el presidente catalán visitara a Rajoy el pasado mes de abril.