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El caso Fernández Díaz es un "ajuste de cuentas entre los aparatos policiales"

Hoy Reino Unido toma una decisión crucial mientras por aquí chapoteamos en el fango.

Hoy Reino Unido toma una decisión crucial mientras por aquí chapoteamos en el fango.
Fernández Díaz / EFE

El Mundo: "Las escuchas a Fernández Díaz le estallan al PP en vísperas del 26-J". "La grabación al ministro en su despacho acredita que presionó al director de Antifraude para investigar a líderes soberanistas". "Rajoy insinúa que el titular de Interior es víctima de una conspiración electoral". Tela con la movidita. Dice el editorial que "más allá del evidente oportunismo de estas revelaciones, justo en la recta final antes de las elecciones del 26-J, lo primero que cabe subrayar es que revelan un comportamiento a todas luces inapropiado por parte de Fernández Díaz (…) Ayer , tanto Pedro Sánchez como Pablo Iglesias y Albert Rivera pidieron la dimisión del ministro. Por el momento, creemos que es una exigencia desproporcionada". Primero habrá que ver qué ha pasado y, "de confirmarse que maniobró para perseguir a sus adversarios políticos, tendrá que dejar el escaño y la actividad política". Sobre todo por torpe. El asunto "irradia el hedor del juego sucio propio de las cloacas del Estado, en el que los ajustes de cuentas entre los distintos aparatos policiales no son infrecuentes". Qué cosas, parece una peli de espías. De la campaña habla Vicente Lozano. Unidos Podemos "es como un ejército en orden de batalla, en el sentido de que forman una maquinaria perfectamente engrasada para lograr su objetivo, y en esta ocasión también lo han demostrado, hasta el punto de que la campaña electoral ha bailado a su son". El Pueblo de los Malditos, ya lo dije una vez.

El País abre con el Brexit. "Reino Unido decide hoy sobre su futuro y el de toda Europa". Sobre el caso Fernández Díaz dice que "las filtraciones destapan la 'policía patriótica' que actúa desde Interior". El editorial pone la diana sobre Rajoy, más que sobre las cloacas. "Fernández Díaz tiene mucho que explicar y lo que ha dicho hasta ahora es muy insuficiente. De persistir en la actitud de negar las evidencias, tanto el ministro como Mariano Rajoy corren el riesgo de resultar irremediablemente dañados. El escándalo incide en la última fase de la campaña y, al margen de quien haya sido el autor de la última filtración y de cómo evolucione si se producen nuevas revelaciones, el escándalo complica más aún que el actual inquilino de La Moncloa pueda recabar los apoyos necesarios para seguir gobernando en caso de que el PP sea la fuerza más votada". Me pregunto qué hubieran dicho si le hubiera pasado a Rubalcaba. Qué cosas digo, a Rubalcaba esto no le hubiera pasado jamás.

ABC entrevista al hombre del día, Jorge Fernández Díaz. "Estoy absolutamente tranquilo; no hay ninguna ilegalidad". Prietas las filas alrededor del ministro, dice Mayte Alcaraz que "una imprudencia no es un delito. Si un alto responsable del Estado no va a poder mantener una charla discreta sin que termine transcrita en el tablón de anuncios de la política-espectáculo en la que hemos convertido nuestra democracia, tenemos un grave problema". Ya te digo, un ministro del Interior más tonto que Abundio. "Pero no solo el que ha sido espiado, sino que también lo tienen quienes se frotan las manos mediáticas y políticas por este Watergate de pacotilla. Atufa además que la grabación haya salido publicada a cinco días de las elecciones con la inconfesable intención de dinamitar la campaña. ¿Quién la grabó? Porque esa es la madre del cordero". Pues hija, digo yo que a esa pregunta tendrá que responder el ministro, que para eso es ministro de Interior. Gabriel Albiac dice sin pelos en la lengua que "Podemos es un movimiento fascista" y, por lo tanto, aunque no suele votar va a ir echando leches a las urnas. "Lo que nos amenaza se llama totalitarismo . Hay que primar el combate contra él (…) Votaré en defensa propia. Contra el populismo. Aunque poner en la urna el voto me ponga enfermo". Ejército, combate. Muy belicosos veo a los columnistas.

La Razón también entrevistó al ministro, que estaba ayer muy parlanchín. "No les voy a a dar a los soberanistas el gusto de dimitir". El editorial ve "un ataque muy grave contra la seguridad y la libertad". "Existe una clara intención de perjudicar al titular de Interior (…) Si el contenido de una reunión de hace dos años se ha publicado a cuatro días de unos comicios, es evidente que hay una voluntad de interferir en el resultado, según nos dicta la experiencia de nuestra historia reciente. Mal método". "Es necesario que se emprenda una indagación urgente, que se sepa quién realizó las grabaciones, con qué fin fueron difundidas y desde cuándo se están realizando estas actividades delictivas". Y que el ministro tenga más cuidado, que ya le vale.

La Vanguardia se echa muchas flores en el editorial. Dice que "las campañas electorales suelen abundar en revelaciones y escándalos para perjudicar a formaciones rivales. En ocasiones, la acusación tiene un sólida base. En otras, no. Los medios de comunicación responsables deben valorar cada caso con mucho tino, aquilatar su relevancia y decidir el crédito que le da". Y en esto La Vanguardia es un hacha. "A diferencia de otras cabeceras" no le hizo ni caso a lo de Xavier Trías, lo de Mas… Pero lo de Fernández Díaz, vamos, esto está claro que es la purita verdad, "las revelaciones que nos ocupan son muy graves". Así son ellos, unos adalides de la información veraz, jamás tergiversada, un ejemplo de independencia y profesionalidad.

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