En la reciente sentencia Tribunal de Estrasburgo, favorable a Jiménez Losantos, en la querella que contra él interpuso Ruiz Gallardón, es fundamental recordar el contexto en el que se produjo la citada querella, calificado de "cuestión de interés público" por el propio Tribunal, cuestión que era nada menos que la instrucción del 11-M, que estuvo llena de clarísimas irregularidades denunciadas por Jiménez Losantos y negadas por Gallardón. Y una de esas irregularidades, una de las fundamentales y más inexplicables, la que posiblemente ha sido más denunciada en Libertad Digital, es la increíble historia de uno de los trenes atacados el 11-M: el de Santa Eugenia, el único no desguazado, el único cuyo foco de explosión fue conservado durante 9 años y finalmente entregado a unos supuestos ladrones chatarreros con asistencia policial.
Veremos a continuación la historia de los descubrimientos de lo ocurrido con ese tren.
El 17 de julio de 2008 el Tribunal Supremo emitió la sentencia con la que todos los medios oficialistas dieron por cerrado el 11-M, en la que se incluía la afirmación de que el desguace de los trenes se realizó el 13 de marzo de 2004. Dejando aparte lo ocurrido con los otros trenes, ninguno de los cuales se desguazó el 13 de marzo, lo ocurrido con el de Santa Eugenia fue lo siguiente:
Dos días después de la emisión de esa sentencia, ésa que daba todos los trenes por desguazados, el 19 de julio de 2008, publiqué en el blog de Luis del Pino tres comentarios en los que se decía, en resumen:
Renfe procedió a desguazar los coches afectados directamente por las explosiones, y a reparar el material que era aprovechable. Los trabajos realizados los resumió en un documento en el que figura la relación de 10 coches desguazados. Pero el total de los explotados fue de 11. ¿Qué pasó con el undécimo?
Pues si repasamos la lista que el mismo informe de Renfe da de los coches reparados, nos encontramos con el 9-446-190-1, cuyo importe es más de 10 veces superior a la mayor de las restantes reparaciones de los trenes, y que es incluso muy superior a la cantidad que da la propia Renfe para el valor pendiente de amortizar de cada uno de esos vehículos. Y ese coche es precisamente el 4º del tren de Santa Eugenia, el único que sufrió una explosión en ese tren.
El presupuesto que se presentó a Renfe para efectuar esa reparación es de 29 de julio de 2004, y en él se incluye, además del detalle de todos los trabajos, la recuperación de la zona afectada por atentado en su estado actual. Así pues, ése coche de Santa Eugenia no se desguazó, sino que fue reparado.
Para llegar a esa conclusión me limité a estudiar detenidamente la documentación que citaba en esos comentarios, ahí estaba la información, pero, al parecer, nadie hasta entonces había hecho esa deducción. Y recordemos que eso lo publiqué en julio de 2008, un año después de la finalización de un juicio en el que nadie había advertido esa circunstancia.
Ese descubrimiento me intrigó y me hizo seguir el hilo de lo ocurrido con ese tren. El siguiente paso fue buscarlo físicamente para confirmar su no desguace. Viajaba, yo solo, con frecuencia en los trenes, fijándome siempre en sus números y confiando en descubrir algún día el 190M. Y así escribí en el mismo blog de Luis del Pino, el 22 de octubre de 2008, lo siguiente:
He viajado en el tren de Santa Eugenia.
Sí, en su coche 4, el 190M, en uno de los que fueron desguazados los días 13 y 14 de marzo de 2004. He visto el lugar de la bomba, he imaginado la enorme tragedia, las escenas dantescas. y he pensado sobre todo en las víctimas.
Volví a verlo y a viajar en él en otras ocasiones, y lo publicaba incluso con fotos. Pero no me conformé con eso. Seguí estudiando escritos y declaraciones, y encontré lo siguiente:
En el presupuesto de Remimfer, empresa que contrató Renfe para efectuar la reparación, se añadió la siguiente coletilla: "incluso recuperación de la zona afectada por atentado en su estado actual".
Fernando Lázaro publicó en El Mundo el 19 de mayo de 2005, un artículo en el que decía lo siguiente:
Los TEDAX han acudido a las dependencias de Renfe para estudiar los restos de uno de los vagones afectados por los atentados y que la empresa aún conserva."
El Director General de Remimfer, empresa que hizo la reparación del tren, declaró ante la juez Coro Cillán, el 20 de enero de 2012, lo siguiente:
Que las piezas que se substituían iban a un depósito.
En la información dada por Renfe de sus ingresos por venta de chatarra procedente de los trenes, la hay de todos los trenes excepto del Santa Eugenia
Y estos cuatro datos concuerdan perfectamente. De ellos puede deducirse que el material extraído del coche en su reparación se guardó en algún lugar no conocido públicamente ¿Estarían todavía esos restos guardados en algún lugar? Pronto encontré la respuesta.
En enero de 2012, a través de una fuente que me facilitó Luis del Pino, obtuve la gran información directa y personal del descubrimiento de los restos del tren foco de explosión del tren de Santa Eugenia, con fotos de esos restos incluidas. La noticia la dimos en Libertad Digital el 28 de febrero de 2012:
Desde entonces, cámara en mano, seguí in situ y en solitario lo que ocurría con el cobertizo que guardaba esos restos. Hice 47 visitas, la última el 13 de marzo de 1914. En septiembre de 2013, observé que se aceleraban los acontecimientos, que alguien había abierto un hueco en la puerta metálica de acceso a las desiertas instalaciones, y lo puse en conocimiento de Libertad Digital por si podía enviar a alguien a entrar en la planta y acceder al cobertizo. Al no saber si mi sugerencia sería atendida, resolví aplicar un método más eficaz y directo. El resultado fue un documento con fotografías de las abandonadas instalaciones y de las piezas del tren almacenadas en el interior del cobertizo, que envié a Libertad Digital y que dio lugar a este artículo del 21 de septiembre de 2013.
A la vista de lo que se avecinaba, sugerí a la AAV11M, a Libertad Digital e incluso a El Mundo que hicieran algo por hacerse con esos restos antes de que desaparecieran, informándoles de que las instalaciones de Tafesa habían sido recuperadas por Adif. Todo fue en vano. Asistí con desesperación a la desaparición de los restos y del propio cobertizo. Vi y hablé con los policías y los vigilantes de Adif que custodiaban la entrada a las instalaciones mientras los ladrones actuaban en el interior. Mantuve constantemente al corriente a Libertad Digital de lo que estaba pasando ante mis ojos. Todo ello dio lugar a la publicación de este artículo el 26 de octubre de aquel año 2013.
Y ahí acabó la historia…, por ahora.