Las estrategias opuestas entre Susana Díaz y Pedro Sánchez contra Podemos alcanzaron su cénit de campaña este jueves. En el día en que se cumple una semana de la campaña electoral y en la víspera del umbral psicológico del ecuador de la campaña, Pedro Sánchez dejó pasar la oportunidad de atacar a Pablo Iglesias por sus conversaciones y halagos hacia el ex presidente del Gobierno socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, a quien evitó citar el candidato del PSOE.
Un vacío en la réplica del candidato del PSOE al Palacio de la Moncloa que llenó, como viene siendo habitual, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. Tras escuchar que Iglesias calificar a Zapatero del "mejor presidente que ha tenido nuestra democracia" y confesar que le asesora cuando "tiene dudas", la baronesa socialista saltó como un resorte en un mitin desde Jaén.
"Ya lo que le queda al señor Iglesias es afiliarse al PSOE y así se identificará mucho mejor con nosotros", dijo Díaz de forma irónica tras denunciar su hipocresía: "es el mismo Pablo Iglesias que decía que Zapatero era el culpable del artículo 135, que se había vendido a la troika, que era prácticamente el cupable de todos los males". Un ejercicio de travestismo política que le lleva, según Díaz, a "reivindicar a Zapatero, igual que ha reivindicado la socialdemocracia, ha reivindicado ser socialista..." y que incluso se permite, "decirnos cómo los socialistas hemos de decidir el día después, cuáles tienen que ser los pactos".
En este sentido, la mandamás del PSOE criticó veladamente también los errores de los miembros de la dirección (Jordi Sevilla y Meritxell Batet) que hablaron de los pactos post electorales cuando "ahora lo que hay que hacer es salir a ganar".