Es evidente que la gestión de Rodríguez Zapatero no benefició en nada al PSOE andaluz, que perdió las elecciones de 2011 en Andalucía por una abultada diferencia con el PP (25-33 escaños). Pero entonces era presidente José Antonio Griñán, que tuvo que echarse en brazos de Izquierda Unida para poder formar gobierno andaluz tras la victoria, bien amarga, de Javier Arenas en las elecciones autonómicas de marzo de 2012.
Pero desde septiembre de 2013, Susana Díaz es presidenta de la Junta de Andalucía y el PSOE no ha parado de descender en número de votos, si bien recuperó un escaño en las elecciones autonómicas de 2015 pasando de 46 a 47. Tal situación de bajada continuada ha sido maquillada por la gran debacle popular que permitía a Díaz erigirse en vencedora en los comicios europeos y municipales a pesar de su continuo deslizamiento hacia abajo.
En las elecciones generales de 2015, Susana Díaz vio cómo su partido se dejaba otros 3 escaños y otros miles de votos.
En la encuesta del CIS de ayer, el PSOE andaluz vuelve a perder otros 2 escaños. Susana Díaz, que se ha postulado o ha aceptado que se la postule como la gran salvación socialista frente al huracán de Podemos, tendrá que hacer algo más que hablar porque la formación Unidos Podemos gana 4 escaños en Andalucía, de los que 2 eran del PSOE hace sólo unos meses.