Albert Rivera ha marcado desde el inicio el carácter que pretenderle imprimirle a su campaña, que será más callejera, más sectorial, menos presidencialista y más agresiva.
Si en diciembre la pegada de carteles se hacía en el Hotel Eurobuilding, sito en el norte de Madrid, el líder de Ciudadanos ha dado el pistoletazo de salida (tecleando una pantalla táctil que descubría el carta con el lema "Tiempo de acuerdo, tiempo de cambio") a la caravana naranja en la Plaza de la Villa de la capital de España, uno de los sitios más populosos de la ciudad, que sin embargo no se ha llenado en una de las primeras noches de buen tiempo del año.
Junto a la sede del antiguo Ayuntamiento, y flanqueado por los líderes madrileños de su partido, Ignacio Aguado y Begoña Villacís, Rivera ha presumido del trabajo realizado en la capital: "Somos la verdadera oposición a las ocurrencias y disparates de los amigos de Iglesias". No ha sido el único dardo contra los llamados "gobiernos del cambio". Citando por su nombre a las alcaldesas de Madrid y Barcelona, Manuela Carmena y Ada Colau, ha citado varias de las medidas de esos consistorios como ejemplo de lo que puede suponer dar el poder a Podemos, desde el rechazo a ferias internacionales, el cambio de calles, la retirada de un busto del Rey Juan Carlos o la "ocurrencia" de la primera edil madrileña de que las madres limpien el colegio de sus hijos. "¿Podemos dejar de mirar al pasado?" se ha preguntado el candidato centrista a la presidencia del Gobierno, que ha arremetido también contra la gestión económica del equipo de Ahora Madrid: "El último dato de paro en la ciudad de Madrid supera por primera vez al de la comunidad".
El candidato naranja llega peor situado que en diciembre en los sondeos y por ello pasará más al ataque, sobre todo contra Mariano Rajoy, al que en su primer mitin de campaña se ha referido veladamente tildándole de "perezoso" y recordando sus incumplimientos programáticos: "¿De qué sirve que algunos prometan bajar los impuestos cuando ya los han subido, de qué sirve que algunos prometan cheques si todos sabemos que los pagamos entre todos?". Ausente de sus críticas -algo que no parece vaya a cambiar durante la campaña- ha estado Pedro Sánchez y el PSOE, con el que Ciudadanos alcanzó un pacto en febrero, conducta de la que Rivera ha vuelto a presumir frente a quienes, ha dicho en referencia a PP y Podemos, "preferían que se repitiesen las elecciones".
Madrid y Barcelona, centro de la campaña
El candidato centrista a la presidencia del Gobierno volverá a Madrid en cuatro ocasiones, incluyendo el debate a cuatro del lunes, un desayuno informativo, el acto central de la campaña y el cierre del viernes 24. Los sondeos le permiten soñar, incluso, con aumentar los siete diputados obtenidos por esa circunscripción en diciembre, cuando el color naranja logró el hito de superar al rojo del PSOE entre los votantes madrileños.
Barcelona, donde Juan Carlos Girauta encabeza la candidatura, será el otro lugar preferente de la campaña, en la que volverá a tener un papel muy relevante la líder catalana del partido, Inés Arrimadas. Por lo demás, Rivera hará menos mítines que en diciembre ya que son, según el director de campaña José Manuel Villegas, para "los que ya estamos convencidos". En cambio, la mayoría de sus actos, como ya ha ocurrido en la precampaña, serán sectoriales. Rivera irá con su libreta naranja anotado las reivindicaciones de los distintos gremios y enfatizará que es tiempo de "escuchar más que de hablar".