La Universidad Complutense de Madrid (UCM) tiene ya perfilados buena parte de los que serán sus cursos de verano para este periodo estival. En uno de ellos, denominado "Propuestas de futuro para la convivencia en una Euskadi sin ETA", que se celebrará del 4 al 6 de julio y que cuenta con patrocinio del Gobierno Vasco, está previsto que participe como ponente Hasier Arraiz, presidente de Sortu y condenado e inhabilitado para cargo público por integración en ETA.
El dirigente del brazo político de ETA fue condenado el pasado mes de mayo a dos años de prisión e inhabilitado para cargo público por un delito de integración en organización terrorista, tras llegar a un acuerdo con la Fiscalía para eludir la cárcel dentro de la causa seguida en la Audiencia Nacional contra los acusados de formar parte de la Mesa Nacional de Batasuna-ETA. De hecho, Arraiz tuvo que abandonar hace unas semanas su escaño en el Parlamento vasco.
La presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite), Consuelo Ordoñez, ha remitido una carta al rector de la universidad madrileña, Carlos Andradas, en la que le muestra su "sorpresa" por la invitación cursada y se pregunta "cómo es posible que un miembro de ETA confeso y condenado utilice la Universidad para hablar de convivencia". "¿Qué altavoz merece alguien que definió en mayo de 2015 a los miembros de ETA como 'hombres y mujeres capaces de dar su vida por un sueño'", enfatiza.
La presidenta de Covite insta a Andradas que impida la presencia de Arraiz en ese curso, de la misma forma que cree que la Universidad Complutense nunca acogería a un pederasta "para enseñar Pedagogía Infantil, por mucho que lamentase sus crímenes aún sin condenarlos", ni "a un mercenario de los GAL en calidad de experto en buenas prácticas policiales".
"Un yihadista confeso y condenado nunca sería tomado en consideración como testimonio de autoridad en la interpretación del Islam. Menos aún si éste, lejos de presentar el terrorismo como algo nauseabundo, lo encuadrase en una herramienta válida en el pasado y ejercida por personas comprometidas con una causa noble", agrega.
Ordóñez expone que "las nuevas generaciones reclaman que los máximos exponentes de las instituciones públicas evidencien tolerancia cero contra la corrupción y el robo de lo público" y añade que no se le ocurre "qué puede ser más corrupto que asesinar o ayudar a hacerlo", que no concibe "apropiación más ilegítima que la de la vida de hombres, mujeres y niños masacrados".