Pablo Casanova Freije, administrador de una agencia de viajes en Las Rozas (Madrid) vio una oportunidad de negocio en la clasificación de España para la final de Mundial de Sudáfrica 2010. Una ocasión inmoral e ilícita, aunque perfecta para obtener una importante cantidad de dinero. Como organizador de desplazamientos, ideó un paquete para futboleros que incluía el vuelo de ida y vuelta a Johannesburgo, el traslado desde el aeropuerto al estadio y la entrada al Soccer City para disfrutar del partido que finalmente terminaría proclamando campeona a la selección nacional.
Pero el paquete resultó un engaño en sí mismo. Las entradas para acceder al recinto eran falsas: Casanova se las compró a una empresa noruega cuyo propietario, investigado por estafa en el país escandinavo, se encuentra en paradero desconocido. Antes de recibir los tickets, negoció el fletamento de un avión con una compañía de vuelos que le exigió el pago de 575.000 euros por adelantado. El administrador español simuló dos transferencias internacionales alterando la pantalla de la web de su banco: en "emitir transferencia internacional" escribió "transferencia internacional confirmada".
Estas peripecias más propias de la ficción que de la realidad alcanzaron al menos a 54 personas que adquirieron esos paquetes especiales. En el juicio, algunas de ellas contaron cómo al final consiguieron entrar al estadio y presenciar en directo el histórico gol de Andrés Iniesta en el minuto 116. Otras, con menos suerte, tuvieron que ver el encuentro rodeadas de aficionados holandeses.
Redimir la estafa y el daño moral
La Audiencia Nacional ha condenado a Pablo Casanova a 4 años de cárcel como autor de un delito de estafa agravado en concurso con otro de falsificación en documento mercantil. Considera acreditado que trampeó al menos a las 54 personas que han denunciado, sin perjuicio de que pudiera hacerlo a más.
La Sala de lo Penal le impone el deber de devolver el dinero de los paquetes con la entrada y el vuelo a cada uno: que asciende a 2.495 euros por persona. Pero lo más curioso es el cálculo del "daño moral" que causó Casanova a los aficionados que viajaron con la ilusión de ver a su selección nacional de fútbol alzar la Copa Mundial. Bajo este concepto, el administrador de la agencia deberá abonar individualmente un extra de 1.500 euros. Deberá indemnizar igualmente, con casi medio millón de euros, a las empresas a las que implicó para fletar un vuelo charter en el que viajaron 255 personas, según señala la sentencia.
La Fiscalía había pedido para el Casanova 8 años de cárcel, si bien la Audiencia Nacional le aplica una atenuante muy cualificada de reparación de daño y otra simple de dilaciones indebidas, ya que a algunos de los afectados les devolvió el importe cobrado, por lo que ahora sólo recibirán la indemnización por daños morales.