Han tardado, lo han reflexionado, lo han dudado y finalmente lo han decidido. Sin embargo, Ciudadanos no exige la dimisión del reprobable consejero de Justicia, Emilio de Llera, cuyas escandalosas declaraciones denotaban su hostilidad hacia una justicia independiente de los partidos políticos. Según Juan Marín, como el implicado pidió perdón al día siguiente, la dimisión no es necesaria y deja la decisión en manos de Susana Díaz.
Tampoco, como es sabido, exigen la dimisión del consejero de Economía y Conocimiento de la Junta de Andalucía, Antonio Ramírez de Arellano, investigado por prevaricación administrativa y falsedad documental contra sus propios planteamientos ético-políticos ne los que imputación equivale a dimisión.
La gravedad de las declaraciones del consejero de Llera fue tal que la Asociación Profesional de la Magistratura, la Asociación de Jueces y Magistrados Francisco de Vitoria, Jueces para la Democracia y Foro Judicial Independiente pidieron su cese, al entender que tras las declaraciones "quedaba inhabilitado para el cargo". El PP acudió al Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) y la Fiscalía Superior de Andalucía con el fin de que el caso ascendiera hasta el Consejo General del Poder Judicial.
Si falla C’s, Díaz echa mano de Podemos
Pero ahora que Ciudadanos se suma por fin a la reprobación de Emilio de Llera, que comparó a los jueces independientes con Hitler, Podemos no lo ha hecho hasta el momento.
Resulta curiosa la dilación decisoria de Podemos puesto que fue este partido, además de los jueces independientes, el que sufrió la ira del consejero reprobable. De Llera llegó a afirmar que si las elecciones reflejaban un ascenso de Podemos sería porque la sociedad española mostraba una enfermedad.
Recuerden que Emilio de Llera, ex fiscal de Sevilla, es quien atacó varias veces la instrucción de la juez Alaya; a la propia juez; es el amigo personal de la juez sustituta de Alaya, Núñez Bolaños, y es el muro de contención jurídico-penal de Susana Díaz.
No es que resulte extraña la indecisión de Podemos puesto que en la política andaluza las maniobras preelectorales en la oscuridad son frecuentes y los cromos que se intercambian son muchos y variados. Por ejemplo, sorprende la dureza con la que Susana Díaz se opone en Andalucía, aparentemente, a toda coalición con Podemos mientras su amigo Ximo Puig, este miércoles, apostaba por desvincularse de la dirección del PSOE y explorar vías "valencianas" en ese camino de alianzas.
Lo más llamativo de la actitud de Podemos en Andalucía es que el propio grupo parlamentario de Teresa Rodríguez está dividido sobre la cuestión. Se quiere transmitir que es porque la propuesta de reprobación parte del PP andaluz y eso les vuelve a envolver en la metáfora de la "pinza" con la derecha propagada por los socialistas.
En realidad, se sabe ya que Podemos en Andalucía sufre una crisis interna de envergadura escindido entre los partidarios del apartado Íñigo Errejón y su amigo defenestrado Sergio Pascual y los defensores radicales "anticapitalistas" de Teresa Rodríguez, el SAT de Diego Cañamero y Juan Manuel Sánchez Gordillo y el alcalde de Cádiz, José María González, Kichi.
La reciente dimisión de la líder de Podemos en Jaén acusando a los partidarios de Teresa Rodríguez de "acoso" denunciado incluso ante la Policía, da una idea de la dimensión de la ruptura interna.
Mientras unos no quieren destruir todos los puentes de relación con el PSOE de Susana Díaz pensando en un futuro posible que impida su abrazo con Albert Rivera a nivel nacional, otros impulsan el "sorpasso" andaluz y la demolición del socialismo gobernante en Andalucía desde hace 34 años.
No se olvide que la alianza Podemos-IU en Andalucía podría aportar a la coalición de izquierdas más de un millón de votos, muy cerca de los 1.400.000 votos que obtuvo el PSOE en las pasadas elecciones generales en Andalucía, superando en cualquier caso a Ciudadanos y pisándole los talones a un PP que podría pasar a ser el tercer partido de Andalucía.
La abstención de Podemos en esta votación de reprobación, que se celebra hoy a las cuatro de la tarde, permitiría que el gobierno de Susana Díaz no tuviera un consejero desacreditado y achicharrado en la antesala de unas elecciones generales y le evitaría ofrecer un apetecible flanco político abierto para la campaña electoral.
Naturalmente, Izquierda Unida no votará la reprobación por lo que el futuro del consejero de Llera depende de la abstención de Podemos. Aunque PP y Ciudadanos ya han anunciado que sus 42 escaños votarán su reprobación, ni juntos superarán los 47 escaños de que dispondrá el PSOE con la abstención de Podemos.