Una de las grandes incógnitas de las elecciones del próximo 26 de junio es cómo afectará al resultado la alianza electoral (toda vez que se confirme) entre Podemos e IU. También para Ciudadanos, fundamentalmente por dos motivos: los centristas pelean con los de Pablo Iglesias por un segmento del voto joven y ambos tuvieron una dura pugna el pasado 20 de diciembre por el último escaño a repartir en varias provincias, de tal forma que el que salía perdedor, aun por escasos votos, se quedaba sin representante.
A juzgar por las palabras de Albert Rivera este lunes, en su comparecencia después de la Ejecutiva de Ciudadanos, que el secretario general de la formación morada y Alberto Garzón compartan cartel dentro de un mes puede ser beneficioso para los centristas: "Si la gran novedad es el PCE, si Podemos asume el bagaje y la deuda de IU [no es ningún secreto la comprometida situación financiera de la coalición] y todo lo demás, será de todo menos un competidor para Ciudadanos" afirmaba tajante el líder centrista, que sin querer cargar excesivamente las tintas aludía a la derrota del ideal comunista en 1989 y la calificaba de no apta para "el mundo globalizado del siglo XXI".
En privado, importantes dirigentes de Ciudadanos se manifiestan en la misma línea, convencidos de que a quienes abogan por lo nuevo no les convienen las siglas de IU y mucho menos las del PCE, que sigue siendo la principal formación de la coalición que lideran Garzón y Cayo Lara. Sin embargo, reconocen que podría afectarle negativamente la coalición entre los dos partidos de la izquierda en hasta ocho provincias donde ambos competirían por el último escaño a repartir. Algunas en Andalucía, donde los centristas admiten el peso específico que aún tienen las siglas de IU, y otras en las que Ciudadanos se quedó a muy pocos votos de obtener representación, como Pontevedra, Badajoz, La Rioja, Huesca y Gerona.