La generalización de los conflictos asimétricos ha traido consigo la aparición de un peligroso y nuevo enemigo para las tropas internacionales: los denominados artefactos explosivos improvisados o IEDs (por sus siglas en inglés). Se trata de dispositivos que explotan generalmente al paso de convoyes militares o transportes rodados y que tienen como objetivo causar el máximo daño posible. Su gran peligro es la facilidad con la que se construyen y la dificultad para detectarlos.
Tienen tantos diseños como imaginación tenga su autor (pueden estar ocultos en bidones de plástico, en cajas de zapatos o tetrabricks, enterrados u ocultos en la maleza…), pueden emplear cualquier tipo de carga explosiva (incluyendo metralla o no) y pueden ser activados a distancia (mandos de control remoto, teléfonos móviles, rayos infrarrojos…), con temporizador o simplemente activarse al paso de los convoyes militares (mecanismos de presión, por ejemplo).
Más de una decena de militares españoles han perdido la vida por este tipo de artefactos durante los quince años que las Fuerzas Armadas llevan desplegadas en Afganistán. Las cifras totales de muertos por IED en conflictos como los Irak, Líbano, Afganistán o Mali, por poner ejemplos muy conocidos, son difícilmente cuantificables. Pero la realidad es que se ha convertido en un peligro a tener muy en cuenta.
Conscientes de ello, los países de la OTAN y las Fuerzas Armadas españolas se han concentrado en los últimos años en estudiar los mismos y, fruto de ello, nació a las afueras de Madrid, en la localidad de Hoyo de Manzanares, el Centro de Excelencia contra Artefactos Explosivos Improvisados (C-IED CoE - siglas en Inglés de Counter Improvised Explosive Devices Centre of Excellence), el sitio de referencia al que acuden a formarse militares de todos los países aliados.
Precisamente en estas instalaciones se está realizando durante estas semanas un curso WIT (Equipos de Inteligencia de Armas, por sus siglas en inglés) que proporciona a los alumnos (militares y miembros de las Fuerzas de Seguridad) los conocimientos más avanzados del momento sobre los procedimientos de investigación y análisis de las pruebas y evidencias que quedan tras la explosión de un artefacto explosivo improvisado.
Están orientados a formar a los especialistas que recogen, analizan y recopilan toda la información relativa a cómo actúa el enemigo, gracias al análisis forense detallado de los restos (tipo de explosivos, diseño del artefactos, posibles huellas dactilares o restos biológicos...), logrando así un conocimiento adecuado de las tácticas, técnicas, procedimientos y equipos usados por el enemigo, lo cual conduce también a conocer cuáles son sus enlaces con grupos e individuos similares.
Las clases no son únicamente teóricas, sino que aprovechando la cercanía del campo de maniobras de El Palancar, que pertenece al Ejército de Tierra, se están realizando sesiones prácticas, con voladuras o explosiones controladas de vehículos y armamento militar. Los alumnos llegan al escenario de la explosiones tras las mismas y tienen que reconstruir todo lo sucedido.
Este curso, que se inició el pasado 12 de abril y termina este jueves, cuenta con veinte alumnos de seis países diferentes (Austria, España, Holanda, Irlanda, Rumanía y Suecia). El profesorado está conformado por cuatro instructores españoles del propio COE C-IED y seis de Estados Unidos, Holanda, Hungría, Irlanda, Suecia y Rumanía. Es decir, hay un instructor por cada dos alumnos.