Pilar Rahola vuelve a estallar contra la CUP desde su columna en La Vanguardia. El motivo no son las discrepancias en torno al proceso separatista que pueden dinamitar el frágil acuerdo de gobierno, sino la última ocurrencia del partido en Manresa: promocionar entre las jóvenes el uso de la copa y las esponjas marinas para la menstruación.
Rahola, que arranca preguntándose si hay que hacer tanto caso a la CUP "cada vez que se tira un pedo", ataca con ferocidad al partido por considerar la menstruación "como un instrumento revolucionario". "Queda claro, que el enemigo ya no es España, sino la compresa. Ergo, en su coletilla pertinente, el támpax nos roba", dice Rahola antes de exclamar "¡de qué van!" encomendándose a la Virgen y a la "madre superiora".
La periodista avisa de que la propuesta entronca con algo que "da mucho miedo y que es antiguo", una "mentalidad intrusista que cree que la política tiene que tutelar la vida privada". "Es el viejo estalinismo, pasado por el tamiz casero", dice Rahola antes de apuntar que ahora "le ha tocado a la compresa" y de preguntarse si lo siguiente serán los pañales y la lavadora. "Hay un montón de revisiones posibles con el fin de superar el opresivo estadio de la modernidad y volver, felices y revolucionarios, a la caverna. Será un viaje triunfal", concluye.