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Una testigo del espionaje archivado en Madrid no declara "por miedo”

Yolanda Laviana, exmujer del ex director de Seguridad y exsecretaria de Esperanza Aguirre, denunció los espionajes por orden de González.

Yolanda Laviana, exmujer del ex director de Seguridad y exsecretaria de Esperanza Aguirre, denunció los espionajes por orden de González.
Francisco Granados, Ignacio González y Esperanza Aguirre | Archivo

Yolanda Laviana es la exmujer de quien fuera director general de Seguridad, Sergio Gamón, cuando se desarrolló la presunta trama de espionaje político en la Comunidad de Madrid. El caso trascendió a los medios de comunicación en enero de 2009 y, según las informaciones, miembros del Gobierno regional de Esperanza Aguirre ordenaron el seguimiento de determinados adversarios políticos dentro el Partido Popular. La Justicia archivó el procedimiento por falta de indicios delictivos.

Laviana ha acudido este viernes a la denominada Comisión de Corrupción de la Comunidad de Madrid. Su intervención ha sido breve, se ha acogido al derecho a no declarar en "por miedo". El contenido íntegro de su aportación empieza y acaba en un enunciado: "He vivido un horror. Esto ha destrozado mi vida. Me acojo al derecho a no declarar".

La testigo ejerció de secretaria de Esperanza Aguirre en el momento de los hechos. Sin embargo, parece que el verdadero temor nace de la relación que mantuvo con su exmarido. Según uno de los asesores de Sergio Gamón, la Dirección General de Seguridad regional era un organismo "hecho a medida" de su jefe. Gamón fue escolta de Aguirre. El exconsejero de Seguridad, Alfredo Prada, le ascendió a la Dirección General de Seguridad.

Sin embargo, el presunto líder de la Operación Púnica encarcelado, Francisco Granados, sustituyó en 2004 a Prada al frente de la Consejería de Presidencia, Justicia e Interior. Gamón pasó a depender jerárquicamente de Granados, pero desde entonces habría prestado fidelidad al futuro presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González. De hecho, Yolanda Laviana afirmó que su exmarido había espiado al que entonces era vicepresidente regional, Alfredo Prada, bajo las órdenes del propio González.

Según se extrae de numerosas declaraciones durante el procedimiento por el espionaje que condujo la jueza Carmen Valcárcel, González y Granados protagonizaron en esa época una pugna interna por el control del PP madrileño. Ambos dirigentes se habrían espiado mutuamente, además de encargar el seguimiento de otros miembros del partido.

Podemos no pierde oportunidad

"Tratar con una trama mafiosa, como es la del gobierno regional del PP, es normal que genere miedo", ha manifestado María Espinosa, representante de Podemos en la Comisión de la Asamblea. "Trabajamos con muchos obstáculos en esta Comisión, sobre todo por parte del PP con la aquiescencia de la presidenta de la Comisión y del grupo de Ciudadanos".

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