Dos momentos que fijan de manera muy precisa el listón moral del programa Salvados anoche en La Sexta. Uno: Otegi dice que comenzó a entender el dolor de los familiares de las víctimas de la ETA cuando, estando en la cárcel, le dijeron que llamara a su casa porque su madre estaba muy enferma. Ahí comprendió lo que debieron sentir los familiares de las víctimas de los etarras, cuando les avisaban de que a un ser querido le habían descerrajado un tiro en la nuca o lo habían reventado con un coche bomba. Dos: Évole justifica su interés en hablar de los asesinados por la banda terrorista porque todavía quedan víctimas del franquismo enterradas en las cunetas.
Son dos momentos destacables de Salvados, pero lo cierto es que la entrevista de Évole a Otegi estuvo llena de ellos. Imposible no traer a colación la "reflexión" de Otegi (el programa fue una serie interminable de "reflexiones" del hombre de paz de ZP) cuando ETA asesinó a Miguel Ángel Blanco. El líder batasuno estaba en la playa con la familia tan ricamente porque, según explicó a Jordi, no sabía que los etarras lo iban a matar. Otegi era, pues, la única persona en España que no estaba al corriente de las intenciones de la banda terrorista. Por eso cuando el concejal de Ermua "apareció muerto" (sic), la noticia le pilló así como un poco de sopetón.
Pero lo que a Évole le interesaba anoche no era tomar partido por las víctimas, sino obtener de manera lo más aséptica posible una "reflexión personal" del entrevistado acerca de sus sentimientos. ¿Qué se siente en esos momentos? Esa fue la pregunta más repetida, como si los conflictos interiores de Otegi tuvieran alguna relevancia en la valoración de una banda terrorista que ha asesinado a casi mil compatriotas y mutilado a muchos más.
Desde esa perspectiva perfectamente equidistante, no puede extrañar que reflexiones otegianas como llamar refugiados a los asesinos huidos de la Justicia, o exigir a los españoles que pidamos también perdón a los etarras después del esfuerzo que ellos han hecho (dejar de asesinar), no susciten otra reflexión de fuste por parte del presentador.
Ahora bien, el trabajo de Évole tuvo al menos un aspecto de gran utilidad para comprender las claves políticas de la historia reciente de España. Y es que Otegi dio la razón a los que sostienen que los atentados del 11 de marzo de 2004 dieron inicio a un cambio de rumbo irreversible, en cuyo desarrollo han ido encajando los sucesivos acontecimientos políticos como las piezas de un puzle previamente diseñado. El líder nacionalista confirmó tajante que todo comenzó el 14 de marzo de 2004 con la victoria electoral de Zapatero, y que esa fue también la convicción de su interlocutor por aquellas fechas, el presidente del PSOE vasco Jesús Eguiguren. Así pues no acusen de conspiranoicos a los que sostienen que el 14-M hubo un cambio de régimen; pídanle explicaciones a Otegi, y de paso también a Évole, que dio por bueno el argumento sin rechistar.
La entrevista de Jordi Évole a Otegi, la segunda que le regala, provocará una fuerte polémica entre una parte de la audiencia, pero en un par de días se olvidará. En última instancia, un programa como el de anoche es para La Sexta tan solo un ejemplo más de su hecho diferencial. Además, la cadena está ahora en temas mucho más importantes como la responsabilidad del PP, el partido que la salvó de la ruina al autorizar la fusión con A3, en los llamados papeles de Panamá. Ese programa de Salvados también será, con toda seguridad, espectacular.