Rajoy deja caer a Soria entre el alivio del PP y el ataque de Montoro
Fin de la vida política de Soria. "No se puede estar en el Gobierno y en paraísos fiscales", le despidió Montoro. Rajoy siguió en silencio.
José Manuel Soria tira la toalla tras conocerse su relación con paraísos fiscales. Renuncia a la cartera de Industria, Energía y Turismo, a la presidencia del PP de Canarias y a su acta de diputado. El lunes, se despertaba siendo un todopoderoso ministro, con gran peso en el partido y amigo íntimo del presidente. El jueves, acorralado y abandonado por los suyos, se acostaba consciente de que no tenía otra opción que marcharse. "Comunico que dejo todo tipo de actividad política", anunció Soria este viernes a primera hora, en un escrito remitido a los medios.
Cinco días para ver caer a un ministro en teoría intocable, y al que se le presuponía un gran futuro político por delante. Tanto que, en varias ocasiones, fue incluido en las quinielas como posible sustituto de Mariano Rajoy, su gran protector hasta ahora, el que dio la cara por él cuando fue imputado por un presunto caso de cohecho. Al final, aquella historia quedó en nada, y el líder del PP siempre sacaba pecho de que confiara en su instinto y no apartara a Soria de sus responsabilidades políticas.
La cosa, en esta ocasión, fue bien distinta. El lunes, el ministro apareció en los denominados papeles de Panamá, y ambos hablaron. Según distintas fuentes, a Rajoy le convencieron sus explicaciones, y le dijo que no había de qué preocuparse. La dirección del PP y varios ministros salieron entonces a arroparle, mientras un enérgico Soria atendía a los medios de comunicación para negarlo todo. Después, empezaron las versiones "confusas" y "contradictorias", en voz de sus propios compañeros. Y, el jueves por la mañana, llegó la puntilla: también había tenido una sociedad en el paraíso fiscal de Jersey.
Fue esa información la que hizo estallar todo por los aires. De nada sirvió que en la agenda estuviera prevista una comparecencia de Soria para el lunes próximo en el Congreso. En el PP se quedaron atónitos, y el ministro se dio cuenta de que estaba completamente solo. También calló Rajoy, que según su entorno desconocía por completo lo de Jersey. "Nos acabamos de enterar", deslizaron, con el líder del PP en Cuenca esquivando como podía las preguntas de los periodistas. Entonces, Soria "ya sabía que no tenía nada que hacer", según interlocutores directos.
El diagnóstico de un miembro de la dirección sobre lo acontecido a partir del jueves por la mañana es demoledor. La situación, a sus ojos, era "insostenible". Soria estaba noqueado y era "incapaz de explicarse", y en el Ejecutivo y el PP decidieron no hacer declaraciones, lo que el afectado entendió como una forma de presión. La tarde del jueves fue durísima para el aún ministro de Industria, que vio como perdía cada vez más apoyos, como el de María Dolores de Cospedal. En Moncloa, sus enemigos se limitaron a esperar a que no aguantara el chaparrón. Soria despachó con Rajoy en varias ocasiones, y constató que no le quedaba otra salida, que no llegaría al lunes.
Pasadas las diez de la noche, el penúltimo capítulo. Tras numerosos rumores, Moncloa confirmó que Soria no participaría en el Consejo de Ministros del viernes, como así constaba en las previsiones remitidas solo una hora antes por el Ejecutivo. Todo estaba preparado para que fuera a la reunión, como su vehículo oficial y varios papeles. Pero Presidencia, que no Industria, avisó de que el ministro "excusaba su ausencia". El partido, mientras, contenía la respiración, aunque prácticamente nadie le daba ya por vivo políticamente.
El comunicado de Soria
La confirmación de su renuncia llegó a primera hora de este viernes. Antes, a última hora del día anterior, Soria despachó una vez más con Rajoy. "Agobiado por las informaciones, decidió renunciar y el jefe aceptó", según el entorno más próximo al presidente. Esto es, le dejó caer, no mostró resistencia alguna, consciente de que la presencia de Soria en el Gobierno era letal para sus intereses electorales. El ministro también habló con Cospedal, la secretaria general. Con ellos pactó el comunicado de prensa, en el que reconoció "errores" en sus explicaciones, aunque en ningún caso ningún tipo de ilegalidad.
Soria confesó que estaba haciendo un "daño evidente" tanto al Gobierno como al PP "en un momento singularmente grave", con España sin poder ejecutivo. Por ello, "he trasladado mi decisión irrevocable de presentar mi renuncia expresa a las funciones que como ministro de Industria, Energía y Turismo tengo encomendadas", precisó en el comunicado. "La política es una actividad que debe ser en todo momento ejemplar también en la pedagogía y en las explicaciones. Cuando así no ocurre, deben asumirse las responsabilidades correspondientes", remató Soria, muy alicaído anímicamente.
El PP, de inmediato, respiró aliviado. Dos vicesecretarios, Fernando Martínez Maíllo y Javier Maroto, se enfrentaban a los medios poco después, y mostraron su satisfacción. "El patrimonio más valioso de un político es su credibilidad y cuando ésta se rompe, lo oportuno es dar un paso atrás", enfatizó Maroto. Génova, eso sí, quiso subrayar que el exministro no ha cometido "ninguna ilegalidad", aunque "no se haya explicado como debía".
Montoro arremete contra Soria
Con Soria fuera del Ejecutivo, se reunió el Consejo de Ministros. No fue un despacho fácil. Al término, Soraya Sáenz de Santamaría afirmó que se buscaría la solución "más eficaz" para asignar las responsabilidades de Soria a otro departamento, pero no concretó más. Precisó, eso sí, que buena parte de las funciones serán desarrolladas por los secretarios de Estado, subsecretarios y la secretaría general. Pasadas las siete de la tarde, se informó que Rajoy había firmado un real decreto por el que Luis de Guindos asumirá el despacho ordinario de los asuntos de Industria.
"Soria ha hecho un ejercicio de responsabilidad que le honra" para "no perjudicar a su Gobierno, a su presidente y a su partido", expuso Santamaría, a la que no se le presupone una buena relación con Soria. Si bien, Cristóbal Montoro, que estaba sentado a su derecha en la habitual comparecencia de Moncloa, no dudó en ser más duro, y le mandó un último recado a su antiguo compañero, que no amigo: "Nadie puede estar en el Gobierno si ha operado en paraísos fiscales", lamentó. Santamaría suscribió después las palabras del titular de Hacienda.
Ahora, Rajoy tratará de pasar página, y lo antes posible. Este sábado, intentará recuperar la iniciativa en Zaragoza, donde participa en una convención sobre educación. Y, el lunes, estudiará en el Comité de Dirección qué hacer ante la recta final de las negociaciones. Si bien, el PP aún sigue en estado de shock ante lo acontecido en los últimos cinco días, que también incluyen los casos Aznar y Granada. Y todo ello con Rajoy en silencio, sin decir absolutamente nada de los asuntos que le incomodan.
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