Follón y sesión sin precedentes en el parlamento catalán. CDC, ERC y la CUP han votado a favor de situarse al margen de la legalidad democrática e incumplir el ordenamiento jurídico estatutario y constitucional. La CUP exigía un gesto a la coalición entre convergentes y republicanos, Junts pel Sí, y lo ha conseguido, si bien con la reprobación de los letrados de la cámara y con una mínima cesión respecto a sus pretensiones iniciales.
Por tanto, el Parlament se ratifica en el empeño de proclamar la república catalana en 18 meses aunque elude exigir a los Mossos y a los cargos electos que desobedezcan a los tribunales, del Constitucional a los juzgados ordinarios. En un principio, la formación antisistema pretendía que el parlamento autonómico se declaraba en rebeldía e instara a los Mossos d'Esquadra a no ejercer sus funciones de policía judicial y que alcaldes, diputados, consellers y el president hicieran profesión pública de insumisión ante los jueces. La primera moción era cristalina y situaba al "Parlament" y la Generalidad fuera de la Ley, tal como informó Libertad Digital el pasado 19 de marzo.
Se trataba de un ultimátum de los antisistema para desobedecer y desconectar en un contexto en el que tanto CDC y ERC han apostado por un cierto pragmatismo dadas, entre otras circunstancias, las dificultades financieras de la Generalidad y su dependencia de los Fondos de Liquidez Autonómica (FLA).
Tras arduas negociaciones a múltiples bandas, Junts pel Sí ha tragado con la moción, pero ha logrado que la CUP cediera en el plano de la desobediencia activa. Los Mossos no tendrán que declararse en rebeldía y los cargos electos podrán decidir si responden ante los jueces o no, pero se mantiene el espíritu de la letra y continúa el golpe contra el Estado. El texto aprobado en el Parlament es en sustancia el mismo, pero con esos dos ligeros matices. No obstante, los servicios jurídicos de la propia cámara han advertido de que la resolución es una ilegalidad flagrante e indefendible.
No se trata de que Ciudadanos, PSC y PP, por orden de escaños, hayan arremetido contra el acuerdo desde todos los puntos de vista. Hasta los podemitas, bajo las siglas de "Catalunya Sí que es Pot" (CSQP), han decidido no votar ante el contenido de la moción, que según su portavoz, Joan Coscubiela, "degrada a la cámara" y supone un engaño porque "promete tortillas sin haber roto un huevo".
De esta manera, ha sido aprobado por 71 diputados de JxS y la CUP y 52 votos en contra de C's, PSC y PP, que han reprochado a Puigdemont que ponga al parlamento autonómico "fuera de la ley" y se "arrodille" ante la CUP. El PSC ha aludido a que la cámara queda en un "limbo legal"; Ciudadanos afirma que se trata de un "atentado contra la democracia y el Estado de Derecho"; y el PP, en que la moción "es una gran mentira" que no tendrá efectos.
Sea como sea, JxS ha salvado la bola de partido de la CUP y queda a la espera de una hipotética respuesta del Gobierno en funciones y del Tribunal Constitucional. El Parlament y el Govern se reafirman en el golpe contra España y en la ruptura unilateral.
El 'Parlament' reta al Gobierno y al Tribunal Constitucional y ratifica la resolución golpista del 9-N
Junts pel Sí y la CUP aprueban la moción antisistema en la que renueva la pretensión de proclamar la república catalana en enero de 2017.
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