"Una cosa es el teatro y otra lo que se dice en privado por parte de la gente seria de la negociación", son palabras de uno de los negociadores socialistas que se cotiza poco en público y que aboga por la reflexión como estrategia previa a la reunión del próximo jueves. Al margen del 'teatrillo' mediático, "hay gente que piensa", tanto en el contenido de la negociación como en el margen para alcanzar un pacto a escasas tres semanas de que expire el plazo.
Y es en este ámbito donde los socialistas no se mojan por las posibilidades de cerrar un acuerdo a tres bandas, pero tampoco lo descartan. En la jornada de este martes, sitúan el 'teatrillo' fundamentalmente en el campo naranja tras el cambio de estrategia de Ciudadanos al pedir abiertamente entrar en el Gobierno a arañar ministerios. Las fuentes socialistas consultadas reconocen que "hay parte de verdad y una parte de mentira" en esta reclamación.
De un lado, son conscientes de la maniobra de Albert Rivera: una estrategia consistente en forzar la negociación con un ultimátum para el partido que se sitúa en sus antípodas, Podemos; del otro, la voluntad de tocar poder de quienes "llevan todo este tiempo actuando de forma responsable, hablando de contenidos" y que ahora son conscientes de que "fuera del Gobierno hace mucho frío".
Entienden como "algo lógico" que Ciudadanos empiece a cobrarse sus piezas aunque otras fuentes de la dirección del PSOE le restan toda credibilidad a esa estrategia: "no es más que el intento coherente de justificar en público una reunión que su electorado no entiende". Y añaden: "de igual forma que nosotros lo haríamos si tuviéramos que reunirnos con el PP".
Los negociadores socialistas son "moderadamente optimistas" de cara a la reunión de este jueves a las 16:30, pero no porque se vaya a decidir nada concreto sino por el avance que, creen, supondrá en la negociación. "El jueves es el inicio de muchas reuniones. Empezará formalmente la negociación en lo concreto", dicen los negociadores que aún no se han sentado con Podemos.
Ahora bien, confían en que los encuentros futuros sean ya con los equipos negociadores, y sin la presencia de Pablo Iglesias, con quien reconocen que "falta piel" y sintonía. Es más, asumen que su asistencia a este encuentro "quita colchón a la negociación", es decir, que dificulta el diálogo fluido y sincero por parte de "quienes piensan y no hacen teatrillos", parafraseando al PSOE.
En este sentido, ponen de ejemplo el pacto con Ciudadanos para explicar que fueron los negociadores, con nombres y apellidos, quienes alejados de la tensión informativa cerraron un acuerdo tras semanas de negociación estudiando programas electorales y confrontando promesas electorales que se convirtieron en escollos. "Hubo, por ejemplo, seis asuntos que nos bloquearon durante días y al final no pudimos cerrar".