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Susana Díaz sufre un creciente "pedrismo" entre sus filas por su pasado de "poli mala"

La presidenta andaluza no tiene garantizada la aclamación que pide para ser candidata.

Susana Díaz. | EFE

No hay que olvidar que Susana Díaz fulminó de la política andaluza, siguiendo los pasos de José Antonio Griñán, a los partidarios gaditanos de Manuel Chaves, con todo el clan de Alcalá y muchos damnificados en Cádiz capital, Jerez y Algeciras. Tambièn tiene a un clan sevillano en contra, el del alcalde de Dos Hermanas y poderosa familia histórica del PSOE andaluz, los Toscano, aliados con sus heridos pero no muertos en el PSOE sevillano.


En Málaga y Jaén, Susana Díaz tampoco controla el patio socialista del todo. En Jaén, el poder de Zarrías,, agobiado por el caso ERE, se ha sentido traicionado por ella tras ser obligado a dejar sus escaños antes incluso de lo que recomienda el código ético del PSOE, que es cuando se fija fecha de juicio oral. En Málaga, hay un desbarajuste notable tras el dominio casi absoluto del PP tanto en el Ayuntamiento de la capital como en el de la Diputación, sólo necesitado de Ciudadanos para seguir gobernando.

Por ello, cabe considerar que una de las razones por las que Susana Díaz ha dado marcha atrás, forzada o voluntariamente, tiene que ver también con el crecimiento del "pedrismo" en Andalucía, algo natural dada la influencia de la secretaría general en la forja de las listas nacionales y su poder político de facto en numerosos aspectos de la vida del PSOE.

Según El Confidencial Digital, la dirigente regional del socialismo andaluz ha aprovechado las últimas semanas "para testar los apoyos reales que tiene dentro del partido, tanto en Andalucía como en el resto de España, para enfrentarse a Sánchez en unas primarias por la secretaría general." Decidida ya a no presentar batalla por ahora simuló estar dispuesta a ello para ver quiénes eran amigos y enemigos. El resultado, al parecer, ha sido dudoso, lo que ha confirmado la sensatez de Felipe González y su consejo de esperar a mejor oportunidad.

No sólo han crecido los "pedristas" en las mencionadas provincias andaluzas, sino que Susana Díaz creyó que contaba con el apoyo de los "madinistas", pero se ha encontrado con la sorpresa de que tampoco la quieren a ella como secretaria general. O sea, que Susana Díaz pesa poco en Madrid, Cataluña, Aragón, Galicia, Baleares, Murcia y Castilla y León y no pesa lo que debería en Andalucía, Asturias, Comunidad Valenciana y Extremadura donde los fontaneros de Pedro Sánchez trabajan sin descanso aprovechando la infraestructura de Ferraz.

Ahora, Susana Díaz tiene que esperar que no haya acuerdo de Pedro Sánchez con Podemos y la abstención de los separatistas, de modo que no haya más remedio que convocar a principios de mayo nuevas elecciones generales. Si Pedro Sánchez sigue perdiendo votos y escaños y ella se mantiene firme en Andalucía, tendrá alguna opción de futuro. En caso contrario, el partido habrá concluido.


Los muertos vivientes del PSOE andaluz

En un reciente libro sobre las batallas internas del PSOE andaluz se le adjudica a Susana Díaz el papel de "poli malo" desde los tiempos de Juventudes Socialistas. Luego volvió a ejercer de verduga desde la secretaría de Organización del PSOE sevillano que lideraba José Antonio Viera, cuya declaración definitiva en el caso ERE es temida por muchos porque no parece la persona capaz de comerse "el marrón" como se dice en el Sur y dejar que otros salgan de rositas. Para su entonces jefe, Susana Díaz maniobró de tal modo que su ejecutiva pasó de obtener el 55 por ciento de los votos a conseguir el 93 por ciento. Por ello, siempre ha sido más temida que querida, pero reconocida como estratega, intuitiva e infatigable.

Su fama de "eliminadora" creció con el chivatazo que dio fin a la carrera política del número 2 de José Antonio Griñán, Rafael Velasco, acosado familiarmente por un caso de corrupción vinculado al fraude de la formación que finalmente tuvo que dimitir dando paso a Susana Díaz como sucesora de Griñán. Siempre se la ha señalado con el dedo por ser la mano que meció la cuna en aquel feo asunto. De hecho, se asume como indicio el hecho de que el presidente del Parlamento andaluz sea Juan Pablo Durán, un cordobés, precisamente líder socialista en la provincia donde surgió la famosa filtración aniquiladora de Velasco.

El gran frente de enemigos internos de Susana Díaz en Andalucía procede del bando de los "corruptos", ese gran grupo de socialistas implicados en diferentes casos judiciales en los juzgados, de los que la nueva dirigente andaluza ha querido desvincularse con claridad e incluso osadía puesto que en casi todas las salsas ella había estado presente. Su principal exponente es José Antonio Viera, que fue su secretario general en Sevilla en los tiempos en que el dinero de los ERE llegaba a manos llenas a la Sierra Norte de Sevilla,zona clave para la responsable de organización del socialismo sevillano que era Susana Díaz.

En el resto de socialismo español, sus grandes adversarios son quienes aspiran de un modo u otro a entenderse con los separatistas, bien por su aceptación del "derecho a decidir" bien por los partidarios de un federalismo asimétrico que, precisamente, impulsó su padrino, José Luis Rodríguez Zapatero que, no se olvide, es el principal valedor de la andaluza. Consecuentemente, todos los que abominan de la etapa zapaterista, temen la llegada de una de sus creaciones políticas.

Por todo ello, Susana Díaz no tiene garantizada la "aclamación" que quería hace un año, y, cada vez menos incluso, la mayoría necesaria para superar el 50 por ciento de los votos. El cartero siempre llama dos veces en la historia socialista. No se olvide que uno que pidió su dimisión tras conocerse su designación fue José Rodríguez de la Borbolla, ex presidente de la Junta y ex secretario general del PSOE andaluz.

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