Borox dimite acusando a La Sexta de hacer una campaña en su contra
La ya exdiputada de C's se ha retirado negando su relación con la Púnica; Aguado la pone como ejemplo de conducta.
Eva Borox ha vivido este jueves su último pleno como diputada de Ciudadanos en la Asamblea de Madrid, donde ha presentado dos iniciativas sobre transexualidad y maternidad subrogada. La que fuera número tres de la formación centrista en las autonómicas de 2015 ha anunciado a última hora de la tarde su dimisión, tal y como había adelantado Libertad Digital, y lo ha hecho volviendo a negar "la veracidad de todas las acusaciones recogidas en la declaración judicial de David Marjaliza durante mi etapa como concejal del PSOE y de las que se han hecho eco en los últimos días algunos medios de comunicación". Borox pone así punto seguramente final a una trayectoria política que incluye haber sido concejal del PSOE en Valdemoro, partido del que la expulsó en 2007 el entonces líder de los socialistas madrileños Rafael Simancas, y su paso por la formación CDL antes de recalar en las filas naranja.
Pese a que no está investigada judicialmente por el caso Púnica, y que ese es el listón que siempre ha puesto Ciudadanos para que alguien no pueda ocupar un cargo público, Borox ha renunciado voluntariamente a su acta después de una semana en la que La Sexta ha publicado fotografías que evidencian una relación con David Marjaliza, el cerebro de la trama y exsocio de Francisco Granados, más íntima de lo que ella misma había admitido. Marjaliza ya la implicó por cobro de comisiones y sobornos junto a su marido, Raúl del Olmo, hoy teniente de alcalde de Valdemoro, localidad donde Ciudadanos ganó las elecciones municipales el pasado mayo. El canal de Atresmedia ha publicado también que Marjaliza le habría pagado al matrimonio vacaciones entre 1998 y 2006 en distintos destinos turísticos. Todo ello fruto de "una causa personal contra mí" tal y como ha denunciado en el comunicado, leído sin admitir preguntas.
Posteriormente, y sí contestando a los medios, ha comparecido el propio Ignacio Aguado, quien ha asegurado que la dimisión de Borox "le honra, a pesar de no estar imputada ni investigada, a pesar de haber hecho un magnífico trabajo en esta Asamblea al frente del grupo de Igualdad". Abundando en el mensaje, el líder centrista en Madrid afirmaba: "Yo creo que hoy ha dado una gran lección a muchos políticos que estando imputados, e incluso condenados, siguen aferrados a sus sillas".
Con la renuncia de Borox correrá la lista de Ciudadanos, que mantendrá intactos sus diecisiete diputados, con la incorporación de Ana Rodríguez, fundamentales para la estabilidad del Gobierno regional que preside Cristina Cifuentes gracias al pacto alcanzado el año pasado con Aguado. La suma de PP y Ciudadanos es de tan sólo un escaño más que la que hacen los otros dos grupos de la cámara: PSOE y Podemos. Si el partido la hubiese expulsado y ella no hubiera renunciado a su acta, el juego de mayorías podría haberse visto afectado.
Un incendio interno
Pese a que no hay sustancialmente ninguna información nueva sobre la relación del cerebro de la Púnica con Borox y su marido de la que ya se conoció el pasado verano tras la declaración de Marjaliza ante el juez, y pese a que éste no ha decidido investigarla (la antigua imputación) la salida de la diputada apaga un fuego que a Ciudadanos cada vez le costaba más controlar. El propio Albert Rivera, que hace una semana coincidía con Borox en un acto de mujeres de Ciudadanos en Madrid, tenía que dar explicaciones este jueves en Valencia sobre el caso, al que se ha referido como "una situación personal de contradicciones entre ella y un señor que está implicado por corrupción, una situación de hace quince años cuando estaba en el PSOE. Nuestros estatutos siempre se cumplirán, pero en este caso no son aplicables porque no hay ni siquiera ninguna imputación".
La diputada ha contado todos estos meses con el respaldo de sus compañeros en Madrid, aunque no tanto con el de la dirección nacional. Dirigentes de Ciudadanos en la capital se han mostrado siempre muy impresionados por cómo se hundía anímicamente cada vez que salía a relucir su relación con Marjaliza, al que acusa de intentar hundirla con falsedades precisamente -es su versión- por haber combatido la corrupción en Valdemodoro, una localidad del sur de Madrid de unos cincuenta mil habitantes en la que Francisco Granados inició su fulgurante carrera política como alcalde. En privado un importante dirigente confesaba el pasado verano: "Me puedo equivocar, pero yo la creo. Está sufriendo mucho y eso denota inocencia". Sin embargo, consideran que no ha gestionado bien las explicaciones de los últimos días tras las fotografías hechas públicas.
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