Dos bandos se enfrentan fundamentalmente en el juicio del caso Nóos. Dos facciones cuyos testigos más representativos, de una y otra parte, se han sentado este martes ante el Tribunal. Por un lado, Miguel Tejeiro, exasesor fiscal del Instituto Nóos y las empresas orbitantes, que responsabiliza de las actividades a Iñaki Urdangarin y Diego Torres apoyado por la Fiscalía, la Abogacía del Estado y el resto de las acusaciones. Por otro, Carlos Masiá, notario de la presunta trama, que atribuye las decisiones relativas al entramado societario y al modelo fiscal al propio Miguel Tejeiro, a quien ha definido como el coordinador general de Nóos. El funcionario catalán reviste las posturas de los dos principales procesados.
Solo la infanta descompensa el equilibrio de los bloques. La presunta participación de doña Cristina en el ilícito únicamente cuenta con el sustento de Manos Limpias. El sindicato retiró la acusación contra Miguel Tejeiro, para quien pedía once años de prisión, en la segunda jornada del juicio. Algunos conjeturaban que, a cambio, el acusado convertido en testigo salpicaría a la hermana del Rey. Pero todo lo contrario: "Jamás he recibido instrucciones, ni órdenes, ni nada de la infanta. No me consta que fuera conocedora de las actividades de Aizoon". Cristina de Borbón ha representado el único punto de convergencia entre los testigos: "No tomó decisiones en el Instituto Nóos. Don Miguel Tejeiro me dijo que su situación era simbólica y decorativa. No hacía nada", explicaba también Masiá.
Barbaridades absolutas
"Urdangarin y Torres han dicho de mi barbaridades absolutas". Miguel Tejeiro dice sentirse coaccionado por los dos exsocios que le han "amenazado con querellas cuando ha llegado el momento de decir la verdad". Sí ha reconocido sobrecostes en los eventos impulsados por Nóos. Pagos por encima del precio de mercado a los ponentes, incluido a él mismo. Según este testigo, cobró 3.000 euros por una exposición de entre cinco y diez minutos en el Illes Balears Fórum, uno de los certámenes investigados.
Aunque no se sentía "libre para contestar", sí ha respondido a las minuciosas preguntas de Manos Limpias sobre Aizoon. Es la sociedad matrimonial que compartían al 50% los exduques de Palma y a través de la cual Urdangarin habría defraudado 337.000 euros a Hacienda. "Yo no participaba directamente en la gestión contable y laboral". Miguel Tejeiro ha indicado que las órdenes de dar de alta a empleados ficticios para conseguir ventajas fiscales nacían del marido de doña Cristina. Tampoco conocía, según su versión, los gastos personales incluidos en la compañía entre los que se incluyeron viajes y material recreativo: "Los decidía Urdangarin. No tiene razón en que nosotros estuviésemos haciendo una criba".
En todo caso, para Miguel Tejeiro, facturar servicios prestados a través de una sociedad es "legal y normal". Nunca detectó anomalías en Aizoon. Y en relación a su hermana Ana María Tejeiro, esposa de Diego Torres, ha utilizado una estrategia calcada a la que emplea para la infanta. Tal y como ha explicado solo su yerno podía mover el dinero en el extranjero de las sociedades que compartía con su mujer: "Era una sola persona la que dirigía y es una canallada intentar desviar la responsabilidad a terceros".
Salvar a doña Cristina
Carlos Masiá ha empezado hablando de Namasté. Es la sociedad predecesora de Aizoon. Según Miguel Tejeiro, Urdangarin procedió a su disolución porque había incluido a sus tres hijos menores de edad entre los empleados ficticios. Cuando se constituyó Aizoon, el notario "desaconsejaba la presencia de la infanta porque las sociedades pueden sufrir infortunios". Además, Masiá ha sostenido que sugirió al asesor fiscal de Urdangarin la creación de una sociedad de gananciales en vez de matrimonial para excluir a doña Cristina. Pero, según él, Miguel Tejeiro insistió en la segunda opción: "Dada la confianza que teníamos, le dije, oye llama a Iñaki...pero no le llamó".
Masiá ha incurrido en una leve contradicción en su discurso con respecto a la fase de instrucción. Ante el juez José Castro dijo que Miguel Tejeiro manifestó en la notaría que le interesaba situar el nombre de Cristina de Borbón en la parte superior del documento de constitución de la sociedad Aizoon, para que funcionara como un escudo fiscal. En otras palabras, poner a la infanta de paraguas ante una posible inspección de Hacienda. El funcionario ha especificado este martes sus palabras: "No me lo dijo expresamente, me lo dio a entender". Manos Limpias ha advertido que estudiará acciones por un posible falso testimonio del testigo.
Para respaldar la independencia de Miguel Tejeiro en las decisiones de Aizoon, Masiá ha relatado un episodio que cuestiona su propio buen hacer como notario: "La firma de Urdangarin en documentación de Aizoon no se correspondía" con la del exduque de Palma. A partir de ese momento, el funcionario rompió su relación con el asesor fiscal porque le habría intentado engañar. ¿Si ve alguna falsificación de firma tiene que ponerlo en conocimiento de las autoridades?, le ha preguntado la representante de Manos Limpias. "Yo hice un informe pericial. Consideré que no hacía falta ponerlo en conocimiento de las autoridades", ha concluido Masiá.
Falso testimonio
La pericial encargada por el notario demostraría que Miguel Tejeiro falsificó la firma de Urdangarin para operar por él en Aizoon. "La letra de la firma es de Miguel Tejeiro", ha asegurado Masiá. Las defensas de Torres, Urdangarin y la infanta Cristina han solicitado la incorporación como previa de dicho informe. Previo estudio del documento y oposición de la acusación en bloque, la presidenta del Tribunal que juzga en la Audiencia Provincial de Palma, Samantha Romero, ha desestimado la inclusión en el sumario de dicho dictamen.
Como nota curiosa, Miguel Tejeiro ha desvelado este martes que fue él mismo quien recomendó a Diego Torres que contratara al abogado Manuel González Peeters cuando conoció su imputación. El prestigioso penalista se ha convertido en el principal escollo para el exasesor fiscal por la solidez de sus argumentos y su buena puesta en escena. Precisamente desde esta decimonovena jornada de juicio, Peeters se sienta al lado de su cliente toda vez que el Tribunal ha retirado los teléfonos móviles a los presentes.