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Pablo Iglesias rompe con el PSOE "para siempre" y Rivera gana admiradores

Animada sesión de no investidura con Iglesias en su papel de matón, Rajoy de señor faltón y Rivera templando ánimos.

Animada sesión de no investidura con Iglesias en su papel de matón, Rajoy de señor faltón y Rivera templando ánimos.
Iglesias y Rivera | EFE

El Mundo aún albergaba alguna esperanza de que saliera algo y titula desilusionado "Sánchez no suma". "El ataque de Iglesias a Felipe González rompe puentes con el PSOE". Sí, para querer negociar no fue lo más adecuado, pero Pablo no nació para sutilezas. Y Rivera "pide al PP que se subleve contra Rajoy para llegar a acuerdos". Qué gracioso. Dice el editorial que "PP y Podemos tumbaron el pacto entre PSOE y Ciudadanos sin el menor de los titubeos y sin molestarse en separar el grano de la paja". "Ha sido un viaje a ninguna parte", dice con un incomprensible tristeza. ¿Es que esperaban otra cosa? "El único líder político que mostró flexibilidad es Albert Rivera" que aprovechó para pedir al PP "prescindir de los servicios de Rajoy". Rajoy, en plan sobrado y pasándose de gracioso, intentó "ridiculizar con exceso de ironía" el intento de Sánchez de formar gobierno. Pero sin duda "el momento estelar del debate fue el duro enfrentamiento entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias que, salvo que sean dos actores geniales, demostró que el acuerdo entre sus dos formaciones es sumamente improbable". Y si lo era ya se encargó Pablo de cargárselo, no fuera a ser, no fuera a ser. "La tensión entre ambos fue evidente, y aunque las relaciones personales no sean lo esencial en política, dio la impresión de que Sánchez e Iglesias son incompatibles en el mismo gobierno". Sí, tampoco es cuestión de ponerle un guardaespaldas a Pedro para los consejos de ministros. Quizá con una camisa de fuerza a Pablo lo apañaríamos, pero claro, a ver cómo firma los decretos. Está complicado.

El País dice que "el debate aleja toda esperanza de una investidura de Sánchez", se vio clarísimamente. Por si había alguna duda, o algún puente en pie, El País lo deja claro y rotundo. "Iglesias rompe todos los puentes con los socialistas con una andanada de duros ataques". El editorial defiende apasionado el pacto PSOE-C's. Pedro y Albert habrán perdido la votación, pero "sus argumentos han ganado". "Se trata de una propuesta con sentido". Rajoy e Iglesias "se borraron desde el principio y atacaron con dureza no solo el pacto, sino a sus firmantes". Analiza una a una cada intervención. A Rajoy le ponen verde. "En tono faltón y con una ironía malograda, descalificó el proyecto de Sánchez y Rivera". Se le veía un poco amargado, el ataque del despechado. Pero lo que a El País le produjo un sarpullido fue la intervención -por llamarlo de alguna manera- de Pablo Iglesias, que "sigue sin entender dónde se encuentra. Olvidando que está en el Parlamento, realizó varias intervenciones agresivas e insultantes, más propias de un mitin electoral, una asamblea de estudiantes o una tertulia televisiva". Le faltó arrancar los escaños y rompérselos en la cabeza a los diputados, como en un saloon del Oeste. Se ve que a Errejón se le pasó darle la pastilla. "Volvió a aparecer el líder de Podemos previo a la campaña electoral de diciembre y rompió todos los puentes con el PSOE, para ahora y para siempre". Y porque no le dejaron nada más a mano que romper, que si no destroza el hemiciclo. A ver cómo se las apaña Errejón para volver a meterle en el traje de Mimosín cuando empiece la campaña. "Es difícil creer que una parte de los cinco millones de votos recogidos por Podemos estén de acuerdo con esa posición radical". Bueno, no te fíes, que hay gente mu loca por ahí. "Pedro Sánchez respondió a ambos con tranquilidad", con Pablo meneaba mucho la cabeza, como diciendo es que no se puede con él, el día que no se toma la medicación no hay manera, y a punto de llamar al manicomio más próximo. Con el "error persistente de cerrar la puerta al PP, mientras la dejó abierta a Podemos, una opción ya imposible", Pedro, que te quede claro. Rivera es el que mejor parado sale. "Despuntó" en la sesión de ayer. "Defendió con claridad el acuerdo con el PSOE y puso contra las cuerdas a Rajoy. Llegó a pedir a la bancada popular el voto a favor rompiendo la disciplina de partido" y mandando a freír espárragos a Rajoy. "Rivera sí encontró su lugar en el Parlamento y, sin duda, amplió su círculo de influencia desde el centro al centroderecha", dice a modo de tortazo al PP.

ABC titula con un gigantesco "NO". Intenta imitar la sorna de Rajoy y mete en el mismo saco a Rajoy y a Iglesias, últimamente inseparables amigos en el periódico de Vocento. "Pedro Sánchez logra hacer historia como el candidato a presidente con menos votos a favor, tras un debate de investidura en el quedó noqueado por Rajoy e Iglesias". El editorial dice que "ayer no hubo un debate de investidura al uso, sino una bronca sucesión de mítines preparatorios de una nueva campaña electoral". Se ensaña con Pedro Sánchez, que "solo cosechó una humillación por parte del populismo extremista". La bronca de Rajoy, sin embargo, les pareció de rechupete. "Un discurso muy contundente en el fondo y de bronca ironía en las formas". Y se deja las bofetadas para Pablo Iglesias, que "cercenó toda posibilidad de diálogo salvo que Sánchez excluya a Rivera. Con un discurso destructivo e hiriente, el Iglesias más arrogante sobreactuó al límite para erigirse, entre gritos, en la única referencia legítima de la izquierda en España". ¡Eh, sin insultar, eso no es izquierda! "En un mitin plagado de autoritarismo, agitación, propaganda, demagogia y revanchismo cerró toda opción de pacto. No sería asumible, ni siquiera con su dignidad al mínimo, que Sánchez se arrodillara para negociar con Podemos". No es aconsejable, lo más probable es que acabe con la zapatilla de Pablo estampada en la cara. "La humillación de Iglesias fue ruin y los militantes del PSOE no merecen un desprecio tan vejatorio". Es que cuando se desata... En cuanto a Albert Rivera no le queda más que admitir, a regañadientes, que "fue el único que rebajó el tono del encendido debate, y casi se limitó a pedir al PP que jubile a Rajoy" -¿le parece poco?-, y advierte al líder de Ciudadanos que su acercamiento al PSOE le puede pasar "factura entre el electorado conservador". O también ganar nuevos votantes.

La Razón titula: "Fin del simulacro de Sánchez". Pero lo hemos pasado bien. "Los enfrentamientos de Podemos con el PSOE y de Ciudadanos con el PP no dejan margen a los pactos", dice tan feliz. "Rajoy se reivindica como líder y agita al PP ante la campaña de las generales". Dice el editorial, tras repetir que el pacto no tenía futuro, que Rajoy ha ganado las elecciones, etc, etc, que "fue el estreno de Pablo Iglesias en la tribuna de oradores y, como era de esperar, no dejó indiferente a nadie". A partir un piñón con Iglesias defiende que "Iglesias está en su derecho a hacer valer sus votos y no convertirse en una comparsa de Sánchez". Eso sí, "la sociedad española tiene superada la jerga" de la Guerra Civil "y si realmente Podemos aspira a convertirse en la primera fuerza de izquierda, debería adoptar posiciones más homologables con la democracia parlamentaria", le dice como un padre corrigiendo a su hijo. Deja los ataques a Rivera de cada día para el segundo editorial, uno casi para él solito. Ahí llama a Ciudadanos "consorte del PSOE", "muleta del PSOE" y se indigna porque Rivera, "soberbio", "se atreviera a intentar jubilar a Rajoy y reclamar al PP que le diera la espalda". Eso ha escocido, ¿eh?

La Vanguardia dice que "el fallido intento de Sánchez lo aleja aún más de Podemos y el PP". La pinza. En Cataluña también han observado que "Iglesias vuela puentes con los socialistas". Dice el editorial que, de todas formas, el debate no fue "baldío" porque "ayudó a precisar los contornos de la actual coyuntura" que, en su opinión "obliga a una nueva etapa de diálogo, acuerdo y pacto". Sí, ayer se vieron las ganas de diálogo. A porrazos. El discurso de Rajoy fue "muy duro en su fondo y sarcástico en la forma, tejido con expresiones de resonancias decimonónicas", muy a juego con el personaje. "Más desabrido fue, si cabe, la intervención de Pablo Iglesias, que calificó a Sánchez de miserable. Desplegando sus dotes mitineras, Iglesias usó un tono más adecuado para sus seguidores". Por eso avisó a Ferreras que entraba en escena antes de iniciar el discurso. De Pedro y Albert no dice nada. Sólo que "corren tiempos para la centralidad y el pacto. No fueron ni PP ni Podemos los que sintonizaron ayer mejor con el presente, ni los que salieron mejor parados del debate". ¿Y entonces quién fue? Vamos repite conmigo: Ri-ve-ra. Mira que les cuesta.

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