"Sánchez convierte su discurso en un pulso a Podemos para echar a Rajoy", dice El Mundo. El editorial comienza agradeciendo al muchacho que acudiera al Congreso a darse el morrazo. "Hay que agradecer el paso que ha dado Sánchez porque ello va a permitir poner el reloj en marcha a partir de hoy, lo que significa que el plazo para lograr un acuerdo acaba el 2 de mayo. Sin su gesto seguiríamos paralizados sine die". Como estatuas, por los siglos de los siglos, en el limbo para toda la eternidad. Uf, gracias majo. Dice que "Sánchez pronunció un discurso correcto, aunque sin grandeza épica". Hombre, ya que nos ha devuelto a la vida tampoco hay que pedirle peras al olmo. "Pero el líder socialista volvió a incidir en el mismo error que hace dos mees, cuando le dijo a Rajoy que no estaba dispuesto ni siquiera a escuchar sus propuestas (…) El candidato socialista negó la posibilidad de cualquier acuerdo con Rajoy y el PP, lo cual es absurdo porque el mestizaje no es compatible con la exclusión. No es coherente pedir que los partidos hablen sin líneas rojas y sin prejuicios y, al mismo tiempo, marginar a la formación mas votada". Así que seguiremos mareando la perdiz pero con fecha de caducidad. Dice Lucía Méndez que Pedro Sánchez "ha prestado un servicio a España" poniendo fecha a esta tortura. "Nadie le puede negar valor, coraje y osadía". Lucía, hija, sin pasarse, ni que los diputados fueran leones que van a despedazarle.
Federico Jiménez Losantos dice que ayer hubo dos discursos, "el gaseoso" de Sánchez "y el de plomo" de Iglesias tras la salida de Otegi de la cárcel, que "marcan con claridad la disyuntiva política que afronta España: o se impone la legalidad constitucional que representan PP, PSOE y C's o la radicalidad de una izquierda totalitaria y separatista que sólo acepta la democracia como medio para llegar al Poder y que al balazo en la nuca llama idea (...) Ese discurso de plomo es lo que respalda Iglesias. Y lo que por el maldito discurso gaseoso puede conseguir".
El País juega a la pinza. "Sánchez obliga a Podemos a escoger entre él o Rajoy". Cebrián, no va a colar. El editorial dice que Sánchez salió "razonablemente airoso" del discurso, que "acierta en lo fundamental: dejar claro que España necesita un ejecutivo pactado", y también le agradece que haya acabado "con el bloqueo que pesaba sobre la formación de Gobierno al facilitar la repetición de las elecciones. Solo por eso hay que agradecer el esfuerzo del candidato socialista, en contraste con la pasividad de Rajoy". Sí, una ricura el chico. "La segunda virtud es que por fin llega al Congreso un proyecto político", dice. "Se abre la necesidad de ceder y pactar", aunque no entiende muy bien "la negativa de acuerdo con el PP" cuando representa a un porrón de gente. "Sánchez merece elogios por su voluntad de trabajar a favor del pacto", y si la cosa no sale, que parece que no va a salir, al menos se ha dado "un paso adelante en el desbloqueo institucional". Eso sí, Pedro dejó claro lo que nos espera, según Luz Sánchez-Mellado. "O yo, u otra campaña electoral, ustedes mismos". ¡Oh, Dios, no, otra campaña electoral no! Tú, Pedro, tú.
ABC también quiere jugar a la pinza y mete en el mismo saco a Rajoy y a Podemos. "Sánchez busca culpables en vez de apoyos". "Dedica su discurso, vacío de propuestas a atacar a Rajoy y a responsabilizar a Podemos de bloquear un cambio". Dice el editorial que su proyecto para España sólo tiene un objetivo: "Crear una España no solo sin el PP, sino contra el PP (…) Su mensaje frentista quiso aislar al principal partido nacional, privándolo de cualquier opción de entendimiento, expreso o táctico". Sánchez, dice, "no defendió un programa de gobierno sino una 'liga anti-PP". Así que no le agradece nada al socialista, pero a Rajoy le pega un empellón de los gordos. "Hoy, Rajoy debe sentirse emplazado a algo más que reivindicar la victoria del PP, porque gobernar no es un derecho natural del ganador en las urnas, sino el que obtiene el respaldo de la mayoría parlamentaria". Anda, ABC ha despertado y se ha dado un tortazo con la realidad. Lo que importa, dice, "es la subsistencia del proyecto político de centro derecha encarnado por el PP, no la continuidad de uno u otro dirigente". Y le emplaza a irse a tomar viento fresco si se repiten las elecciones. "El PP se verá enfrentado a decisiones que exigirán un análisis mucho más ambicioso que el acostumbrado sobre su papel en la situación política actual, en el que no debe faltar una valoración objetiva sobre las consecuencias internas de unas nuevas elecciones en junio". Toma patada en el trasero.
Así las cosas, a Rajoy solo le queda La Razón. "El cambio es echar a Rajoy", titula. Marhuenda no recuerda "otro discurso de investidura como del ayer". Tranquilo, yo no recuerdo ninguno. Eso sí, de lo que escuchó ayer no encontró "ninguna razón para votarle". Qué raro. "Un gobierno de cambio basado en poner en marcha un cordón sanitario que mantenga aislado a Mariano Rajoy". Y dale con Rajoy, qué obsesión. En resumen, "en estos momentos, cualquier alianza que esté bajo el mando del líder de los socialistas no asegura ningún gobierno estable nacido de un plebiscito artificial: votar sí o no a Mariano Rajoy". Rajoy, yo me asustaría, estas obsesiones pueden ser peligrosas. Te puede secuestrar, suplantar tu identidad, cualquier cosa. Ve alguna peli de la tele de este mismo grupo, si no me crees.