En la noche del pasado domingo, un taxista condujo varios kilómetros por la A-42 –Autovía de Toledo– en Madrid en sentido contrario y a gran velocidad, con las luces de emergencia puestas.
El conductor, que se encontraba bajo los efectos del alcohol, acabó estrellando el taxi contra un Opel Astra a la altura del kilómetro 7,300.
"¡Ay, que se mata! ¡Párate, Para, Para!", gritaban desesperados unos empleados del servicio de limpieza del Ayuntamiento, que trataron a toda costa de evitar el terrible desenlace: los dos conductores resultaron heridos leves.
El taxista, detenido por la Guardia Civil, cuadruplicaba la tasa de alcoholemia permitida –primero con 0,89 y más tarde con 0,82–. Según ha adelantado el equipo de atestados del Instituto Armado, al arrestado se le imputan los delitos de seguridad vial y conducción temeraria.