Imaginemos que vamos al mercado a comprar una bolsa de patatas y nos dice el empleado que su precio son "cuatro pumas". Atónitos, preguntaríamos qué es tal cosa. La respuesta sería muy simple. Es que en el barrio sevillano del Pumarejo, ya no hay euros: hay "pumas", una nueva moneda.
Pues no crean que es una broma porque ya hay algunos intentos reales de comprar y vender en una moneda ajena al euro. El "puma" existe realmente para unas 300 familias. Se pretende que en los próximos presupuestos municipales se impulse una más amplia implantación de una moneda sevillana exclusiva y ajena al sistema monetario europeo. El PSOE, que depende de los votos de Podemos en su versión sevillana de Participa Sevilla, calla por ahora. Pero depende de Podemos para la aprobación de los presupuestos municipales. Lo cuenta el miércoles El Confidencial.
De momento, se pretende extender las ossetanas, moneda alternativa que ya existe desde hace meses con un marco de implantación de 20 familias en riesgo de exclusión social. Se quiere extenderla al comercio local, intercambio de empresas, préstamos a emprendedores. Se intenta su "importación" desde la localidad aledaña de San Juan de Aznalfarache.
Muy especialmente la formación filopodemita pretende que las nuevas monedas afecten al pago de los servicios de las administraciones públicas con el fin, dicen, de que sea "transparente", se controle el destino de las subvenciones y genere riqueza en el entorno local. Los abanderados del nuevo sistema piensan en la compra del pan y la fruta, en pagar al zapatero del barrio, en desayunar café y tostada en el bar de la esquina y no usar euros. También aspiran a crear zonas comerciales libres de la moneda europea donde las tiendas tradicionales arrinconen a las multinacionales o grandes marcas. También pueden terminarse abonando las tasas municipales de basura o circulación de vehículos y cobrar una ayuda social del ayuntamiento en la nueva moneda alternativa.
¿Cómo salvaguardar la nueva moneda del fraude y el alto costo de su fabricación? Pues no se sabe bien cómo. Dado que la propuesta incluye billetes, hay que tener en cuenta que cuesta fabricarlas 30 céntimos de euro por cada unidad, que es posible que los cacos consideren una gran oportunidad su falsificación, que fuese convertibles al euro o no, cómo evitar su depreciación, cómo vigilar las transacciones y otros fraude. No digamos nada del control fiscal de la Agencia Tributaria sobre estos nuevos dineros.
En la barriada sevillana de El Pumarejo, muy cerca del barrio de la Macarena, ya funciona esta moneda para unas 300 familias. Se trata de moneda virrtual bien vía móvil con un sistema semejante al whatsapp.
No es la única experiencia en España o en Europa, dicen sus promotores, que aducen los ejemplos de Bilbao, donde se puede pagar con ekhis en los comercios del centro de la ciudad; los orues en Valencia, costavales en Galicia y los boniatos en algunos mercados de Madrid. En la ciudad de Bristol, el alcalde cobra parte de su sueldo en bristol pounds. Hasta ahora, naturalmente, son experiencias limitadas a los cascos históricos o a comercios alternativos. Su implantación generalizada llevaría tiempo. En Tolouse se impulsa asimismo una nueva moneda extra-euro.
Por ahora, los proponentes de la nueva moneda, entre ellos el concejal por Participa Sevilla, Julián Moreno, piensan declarar algunos barrios de la capital como "zonas libres de euros". Por ahora, el alcalde de Sevilla,, el socialista Juan Espada que depende de los votos de la versión hispalense de Podemos, no dice ni pío. Pero Podemos quiere que se dediquen 50.000 euros del presupuesto que no puede aprobarse sin su permiso, para poner en marcha un plan piloto para experimentar con la moneda alternativa.