Mas prepara la refundación de Convergencia con nueva guardia pretoriana
Josep Rull deja la secretaría del partido para que el expresidente de la Generalidad pueda preparar el congreso del próximo junio.
Artur Mas está decidido a cumplir su promesa de no abandonar la política. Su retirada estratégica viene acompañada de un atrincheramiento en el partido. Una vez abandonada su acta de diputado, el líder nacionalista tiene dos funciones prioritarias: ocupar un despacho de expresidente de la Generalidad (con un sueldo de más de cien mil euros, escoltas, secretarias y funcionarios) y poner orden en el viejo partido que fundara Jordi Pujol. A tal efecto, Mas ha comenzado a hacer cambios a su gusto. Josep Rull, el cesante de CDC y nuevo consejero de Territorio en el gobierno de Puigdemont, ha sido el encargado este lunes de anunciar los cambios. Rull se dedicará a las tareas del ejecutivo, de modo que renuncia a la Secretaría General y a todas sus funciones en Convergencia, que pasan a depender directamente de Mas. A tal efecto, el expresidente autonómico ha dispuesto que Lluís Coromines y el inefable Francesc Homs (jefe del grupo de CDC en el Congreso) se hagan cargo de la representación institucional de la formación. En puridad, serán los "embajadores" de Mas en el Parlament (Coromines forma parte de la cámara autonómica) y en la Cámara Baja de la carrera de San Jerónimo.
El auténtico hombre de confianza será, sin embargo, Francesc Sánchez. Este político saltó al albero como emisario de Convergencia y de Mas ante Pujol cuando el patriarca del catalanismo confesó una parte de sus tejemanejes financieros. Sánchez, hasta ese momento un perfecto desconocido, fue el convergente que se trasladó en el verano de 2014 hasta Queralbs (donde Pujol y Marta Ferrusola tiene su particular búnker) para comentar con el molt honorable los pormenores políticos, partidistas y judiciales que podían afectar al partido tras su "confesión". En ese momento se percibió que Sánchez tenía ante sí una carrera política en Cataluña de la mano del hereu político de Pujol, Artur Mas. De esta manera, el "paso a un lado de Mas" se ha convertido en una movida de cambio de despachos y de funciones en la sede embargada y vendida de CDC en Barcelona.
La idea es celebrar un congreso de refundación los próximos 3, 4 y 5 de julio en un lugar todavía por determinar. Y que ese congreso mantenga en el poder a Mas y en vigencia las siglas de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC). Según el cesante Rull, la experiencia de presentarse a las elecciones generales bajo el lema Democràcia i Llibertat no ha dado los resultados apetecidos, de tal manera que la opción prioritaria es mantener las históricas siglas de Pujol.
Todos estos cambios apuntan a la continuidad de Mas en la política después de treinta años en la esfera pública y con el sonoro fracaso de las negociaciones con la CUP. En el entorno del líder de Convergencia aseguran que la legislatura no será larga, que Puigdemont no tiene la capacidad de Artur Mas y que, tras una fase de convulsión, Mas será el próximo candidato de CDC a la presidencia de la Generalidad. Puigdemont sería, en este esquema, un peón sacrificado en una operación de calado ofensivo.
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