Los madrileños están en pie de guerra contra la basura y la suciedad que se acumula en cada rincón de la capital. Ante esta situación, el ayuntamiento de Manuela Carmena ha decidido dar un paso adelante, pero no para conseguir más personal de limpieza inmediatamente, sino para vigilar y multar más.
La delegada de Medio Ambiente, Inés Sabanés, ha anunciado que el consistorio reforzará los controles para terminar con los llamados "puntos negros", lugares cercanos a contenedores de reciclaje que son aprovechados para abandonar todo tipo de residuo. Una conducta tristemente habitual por parte de muchos madrileños, tras la última huelga de limpieza en la capital del 2013.
El ayuntamiento podrá sancionar con hasta 750 euros a los comerciantes y ciudadanos que cometan estos actos incívicos. Además, creará 122 nuevos puestos de inspección de promoción interna. Algunos del total de 200 "puntos negros" identificados en la capital se sitúan en la plaza de Tirso de Molina o las calles Don Ramón de la Cruz (Salamanca), Puerto Balbarán (Puente de Vallecas), Desengaño (Centro), Jerónima Llorente (Tetuán) y Carmen Cobeña (Arganzuela).
Respecto a los famosos contratos integrales de limpieza que firmó el consistorio de Ana Botella en 2013 y que según afirmaban a LD fuentes de la delegación de Medio Ambiente "están blindados, no se pueden romper, ni modificar", el ayuntamiento cambia ahora de opinión y da un ultimátum a las empresas concesionarias de limpieza.
Sabanés que calificaba este jueves dichos contratos como "desastres integrales", afirma ahora que si tras una evaluación se desprende que "no hay una posibilidad objetiva y real de cumplir el contrato, nuestra obligación es, de forma pactada o por los organismos contemplados en la ley, trabajar en la rescisión". Es decir, el consistorio que desde hace meses culpaba de la situación de suciedad a los contratos "blindados" de limpieza de Botella, se desdice y ahora contempla su posible rescisión.
Exige hablar wólof, chino o bengalí
Mientras tanto, este viernes se termina el plazo para todos aquellos que quieran inscribirse en un taller de formación y empleo de "dinamizadores ambientales" para el centro de la capital. Hay 15 plazas y lo más llamativos son los requisitos: "Tener conocimiento a nivel de conversación de bengalí, wólof y/o chino".
El wólof es una lengua hablada en Senegal y Gambia, nativa de la etnia wólof y que tiene algo más de cuatro millones de hablantes nativos, mientras que el bengalí es el idioma oficial de Bangladesh y de los estados indios de Bengala Occidental y Trip.
En esta curiosa y multicultural oferta, colgada en la web de la Agencia de Empleo municipal, se especifica que "al menos el 50% de las plazas serán ocupadas por mujeres". Además, se indica que el objetivo es "comunicar sobre el Medio Ambiente, interpretar sus valores y problemática y capacitar a las personas a contribuir a la mejora y conservación ambiental, entre otras". La formación durará 9 meses y el salario equivalente al mínimo interprofesional será de unos 650 euros.