Pongamos que hablo de Madrid... y de suciedad
El ayuntamiento de Carmena se excusa en la herencia recibida y no soluciona el problema de limpieza.
Bolsas de basura, papeleras desbordadas, cartones, excrementos caninos, charcos de agua negros y hojas, muchas hojas. Éste el pasaje del terror, o mejor dicho el pasaje de suciedad que sufren a diario los madrileños en el Madrid de Manuela Carmena.
El ayuntamiento anunció a bombo y platillo en septiembre un "Plan para la limpieza de Madrid" con un vídeo protagonizado por la propia alcaldesa, Manuela Carmena, y la delegada de Medio Ambiente, Inés Sabanés. El objetivo era claro acabar con la basura y la suciedad que ya forma parte del paisaje y de las calles de la capital. La ecuación del plan era sencilla. "El objetivo: que Madrid esté limpio. El diagnóstico: más personal de limpieza. La solución: tener más personal". Sin embargo, la realidad es que la mugre y la inmundicia campan a sus anchas por la ciudad.
Dicho plan dotaría de 500 nuevos trabajadores destinados a la limpieza y estaría acompañado de una campaña de concienciación para que los madrileños no ensucien. Según datos del consistorio, desde el comienzo de la crisis, Madrid habría perdido cerca de unos 2.000 trabajadores de limpieza.
Casi 5 meses después, la situación lejos de mejorar ha empeorado y mientras tanto el consistorio de Manuela Carmena se muestra incapaz de cumplir con su compromiso y atajar el problema.
Fuentes de la Delegación de Medio Ambiente de la capital consultadas por Libertad Digital apuntan directamente a los contratos integrales firmados por Ana Botella en el 2013 con FCC, Sacyr, OHL y Ferrovial. "No se están cumpliendo y están blindados, no se pueden romper, ni modificar. Se firmaron por 10 años y aún quedan 8. El modelo de gestión es insostenible. Es la herencia recibida de Botella", afirman.
"Sólo un día después de firmarse los contratos, las empresas adjudicatarias empezaron a presentar EREs y posteriormente ERTEs. No se especificó el personal para limpieza", señalan las mismas fuentes. Desde la concejalía de Sabanés insisten además en que el ayuntamiento está intentado "negociar y presionar a las empresas para que cumplan su contrato y su misión dejar Madrid limpio".
Los comerciantes tampoco se libran. "Los barrenderos practicamente han desaparecido". Ésta es la percepción que traslada a LD el Presidente de la Asociacion de Hosteleros de la Plaza Mayor, José Antonio Aparicio. La figura del tradicional barrendero que con su carrito barría cada calle de la capital se ha convertido en un viejo sueño.
"El centro no acaba de tirar por la suciedad, que ya es un problema de salubridad" prosigue el presidente de esta asociación que agrupa a más de 50 locales de hostelería del Kilómetro Cero. "El ayuntamiento no se ha comprometido a nada, el problema de la suciedad y de la gestión en la recogida de basura no se ha solucionado", añade.
Según Aparicio, el consistorio de Carmena debería aplicar un plan estratégico para acabar con este problema y dejarse asesorar por los profesionales del sector. "La imagen que se da a los turistas no es la adecuada y no tiene sentido que no se limpie Madrid cuando hay más actividad, en los fines de semana".
Los madrileños son las víctimas de la suciedad y de la ineficacia del gobierno municipal de Manuel Carmena. "El problema es grave y en los últimos años se ha acentuado. No se puede vivir entre desperdicios, tirar la basura se ha convertido en una carrera de obstáculos entre cartones, compresas, dodotis, restos de fruta y pescado. Me planteo irme del barrio".
Así de contundente y desolado se muestra el presidente de la Asociación de Vecinos del Barrio de Justicia, José Carlos Nicolau. La desesperación llevó a estos vecinos a organizarse en patrullas de limpieza. "Hay que cambiar el sistema de raiz, todos los partidos deberían sentarse y lograr un acuerdo para acabar con este problema, afecta a todos. La limpieza es competencia municipal, el ayuntamiento lo tiene que resolver", sentencia.
Sin duda, la última huelga de limpieza no ayudó a mejorar los hábitos de los madrileños, que se acostumbraron en muchos casos a abandonar todo tipo de basura en la calle, ya sea cerca de un contenedor o de una farola, son los llamados "puntos negros" de limpieza.
En sus últimas declaraciones, la propia Manuela Carmena reconoce que el problema de suciedad continúa y emplaza al próximo mes de febrero a que se comience a solucionar. Está por ver si este objetivo se cumplirá con el mismo éxito del "Plan de limpieza" anunciado en septiembre.
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