Miguel Ángel Flores estuvo al frente de "la codicia, las negligencias, la dejación de funciones y las actuaciones irracionales y temerarias" que el 1 de noviembre de 2012 desembocó en la muerte de cinco niñas, algo que "pudo y debió haberse evitado". Son palabras de Eduardo López Palop, el juez de instrucción del caso Madrid Arena. El magistrado presenta al empresario organizador de la fiesta como principal encausado. La Fiscalía pide para él diez años de cárcel por cinco delitos de homicidio por imprudencia grave y treinta delitos de lesiones por imprudencia.
Le ha tocado defenderse. En la segunda jornada del juicio por el caso que comenzó este martes, Flores ha expuesto sus argumentos. Ante el Tribunal de la Audiencia Provincial de Madrid ha sostenido que nunca se le pasó por la cabeza haber hecho "nada mal", que nunca supo lo que ocurría durante la macrofiesta -se encontraba en la zona VIP- y que al conocer la situación quiso "resolver lo que había pasado". De ahí que el mismo 1 de noviembre acudiera a las ocho de la mañana a declarar, según le ha contestado a su abogado.
"Estas pobrecitas debieron tropezar"
"Movido por un claro ánimo de enriquecerse, con absoluto desprecio de las más elementales normas de cuidado que le eran exigibles por su condición de empresario dedicado al mundo del espectáculo y conocedor de que el aforo por plantas autorizado por Madridec era de 10.620 personas, (Flores) vendió un mínimo de 22.800 entradas". Así explica el magistrado que condujo la investigación las causas de la tragedia del Madrid Arena.
Miguel Ángel Flores aporta una versión muy diferente: "Fue un problema de flujos en una zona de tránsito", ha asegurado el empresario, para quien la tragedia "no tenía que haber pasado nunca". De hecho, no ha pronunciado la palabra avalancha, sino "montaña de personas humanas". También se ha referido en un momento al caso concreto de las jóvenes que perdieron la vida: "al no tener compartimentación estas pobrecitas debieron tropezar".
Ocurrió aquel 1 de noviembre de 2012 alrededor de las 03:30h. Después de un sinfín de negligencias de la organización a la hora de gestionar los accesos, según la Fiscalía para agilizar la entrada ilegal de asistentes por encima del aforo, se produjo la avalancha mortal. Lo detalla el informe de acusación del fiscal: "A las 3.35 horas volvió a confluir un elevado número de asistentes en ese vomitorio concreto, formándose una nueva avalancha. Por la fuerza ejercida entre unos y otros se generó en este punto una auténtica marea humana en la que, en el intento respectivo de los asistentes de salir y de entrar en la pista, se produjeron pisotones y caídas de unos encima de otros hasta formarse, en pocos segundos, una gran montaña de personas atrapadas".
"Se hace así"
Otra de las excusas de Miguel Ángel Flores apunta al recinto que, según su criterio, "no está preparado para espectáculos de gente de pie", entre otras cosas porque "no tiene salida de emergencia". No lo previó antes de la celebración de Halloween, pero sale a la palestra a costa de la vida de cinco niñas.
Tampoco reconoce el exceso de aforo. El pabellón cuenta con un aforo máximo para este tipo de eventos de 10.620 personas. Sin embargo, en los ordenadores de la Policía Informática aparecían más de 22.000 entradas. Y Flores replica: "Se han contabilizado las emitidas, pero solo hay que contar las que han pasado por el lector -los tornos--, que son las vendidas".
Sí asume que encargó la emisión para la venta de un número de entradas superior al aforo, porque "se hace así". "Se distribuye una cantidad de entradas superior para espectáculos de público de pie a nivel nacional en formato físico en pequeños talonarios de 25 entradas", ha dicho. Así, Flores ha explicado que la primera tanda de entradas a 22 euros que no fueron vendidas se liquidaron "para tener un control semanal de lo vendido" y que no pasaran entradas de 22 por las de 25 euros.
Las pruebas "desaparecieron"
Dice Flores que alguien manipuló las urnas en el pabellón Satélite para que en el recuento de las salieran más entradas de las permitidas por el aforo. No da nombres, tampoco responsable de la pérdida de esas pruebas: "Cuando fuimos a retirar el material, había desparecido todo. Tampoco había enfermería porque "no era obligatorio", ni conoce la cantidad exacta de efectivos disponibles dentro o fuera del Madrid Arena "porque la maneja Madridec".