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Puigdemont se salta la ley a la primera y promete "fidelidad al pueblo de Cataluña"

Los separatistas dan un paso más y celebran una toma de posesión con un ataque de Mas al Rey y una fórmula de promesa ilegal.

Aquelarre separatista en la Generalidad. Artur Mas traspasaba sus poderes a Carles Puigdemont, el señor Masdelomismo, según le rebautizó la jefa de la oposición Inés Arrimadas, y el acto tuvo calado insurreccional. El nuevo president prometió en su cargo "fidelidad al pueblo de Cataluña". Ni al Rey ni a la Constitución. Una fórmula "novedosa", según algunos asistentes pero que podría ser declarada nula. Ningún presidente de la Generalidad había llegado tan lejos y todos, incluido Mas, se habían sometido a los protocolos y fórmulas legales en esos casos. Según los servicios jurídicos del parlamento autonómico, la presidenta de la cámara, Carme Forcadell, sobre quien recae la máxima responsabilidad, no cometió ninguna ilegalidad. Fue ella quien realizó la pregunta: "¿Prometéis cumplir lealmente las obligaciones del cargo de presidente de la Generalidad con fidelidad al pueblo de Cataluña representado en el Parlamento?". Puigdemont se limitó a decir "sí, prometo". Ni rastro de la Constitución ni del Jefe del Estado. El proceso no sólo continúa sino que, según la terminología separatista, pasa de pantalla.

Ambiente hosco en San Jaime

Ambiente hosco en la plaza de San Jaime. La entrada y la salida del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y de la delegada del Gobierno, Llanos de Luna, así como la del teniente general Ricardo Álvarez Espejo, fueron una sucesión de abucheos, insultos y gritos por parte de los pocos componentes de la cla separatista que aguardaba en la plaza. También se insultó y silbó a los socialistas José Montilla y Miquel Iceta. Todo muy edificante, cívico y pacífico.

Los mozos con chistera y alpargatas, según su uniforme de gran gala, flanquearon a Carles Puigdemont y señora, Marcela Topor, en su entrada al palacio de la Generalidad. Puigdemont disfrutaba del momento, a paso lento, gozando de los honores. Pocos simpatizantes en la plaza de San Jaime y una persona que ondeaba una bandera española con un gran mástil eran el retrato del centro del poder catalán. Casi más invitados y autoridades que militantes de Convergencia. Sin embargo, inflamados de odio contra los no separatistas.

En el interior del palacio, buen ambiente al principio hasta el punto de que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, representante del Ejecutivo, departió entre risas y sonrisas con Oriol Junqueras y su segunda, Marta Rovira. También estaban presentes la delegada del Gobierno, Llanos de Luna, y el general Álvarez Espejo. José Montilla y Pasqual Maragall también acudieron al solemne acto. Sólo faltaba Jordi Pujol. La familia Puigdemont, los padres del nuevo presidente autonómico y sus siete hermanos, acudió en pleno.

Retrato del Rey tapado

En el salón de San Jorge, un lienzo negro, como en la anterior toma de posesión de Mas, ocultaba el retrato del Rey. El primero en abrir fuego fue Mas en su despedida oficial: "Yo sí que agradezco los servicios prestados a todos", dijo en una alusión nada velada al cese en el BOE firmado por Felipe VI y que, contra la costumbre, no incluía tal agradecimiento, un detalle que ha escocido entre los separatistas casi tanto como que Carme Forcadell, la presidenta del parlament no fuera recibida en Zarzuela. El nombramiento de Puigdemont debe haber sido el primero en la historia que se autoriza vía email.

Los asistentes, salvo la delegada, el ministro, la autoridad militar y los representantes de los partidos de la oposición (Arrimadas y el popular García Albiol no estaban), se pusieron en pie en una gran ovación. Fue la primera andanada de una toma de posesión que no pareció un acto institucional, sino el enésimo capítulo del golpe de Estado. La celebrada andanada de Mas contra Felipe VI dio paso a un relato sobre sus grandes esfuerzos y sacrificios por Cataluña.

El timón del abuelo de Mas

Recordó el episodio del timón que colgó y ha descolgado de su hasta ahora despacho. Dice que perteneció a su abuelo, pero por la inscripción más parece un souvenir: "Cap fred, cor calent, puny ferm i peus a terra". Esto es, "cabeza fría, corazón caliente, puño firme y pies en tierra". El presidente del viaje a Ítaca dice haber seguido ese lema, pero no debió comprender lo de los pies y la tierra.

Tomó a continuación la palabra Carme Forcadell para dar lectura al decreto de nombramiento y acabar de liarla ante el pasmo del general, la delegada y el ministro. Al término, Forcadell le tomó promesa. La fórmula se saltó por alto la fidelidad a la Constitución y al Estatuto de Autonomía para depositarla en el "pueblo de Cataluña". La alteración no pasó desapercibida.

Ataque de Puigdemont a Rivera

Y para los despistados, Puigdemont insistió en ello. "Asumo el cargo en nombre del pueblo de Cataluña", principió. Explicar mejor, implicar a más gente y "garantizar la consistencia jurídica de los pasos que vamos a dar" fueron sus propósitos. Terminó con un palo a Albert Rivera al recordar el lema del líder de Ciudadanos: "Imposible es sólo una opinión". "Tomo nota", ironizó. Y con una frase de Agustí Calvet, "Gaziel", puso el broche: "Soy falible, pero insobornable". Igual que Pujol, a quien no citó como antecesor, y lo mismo que Mas, para el que tuvo grandes parabienes.

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