Los cuarenta diputados obtenidos por Ciudadanos no son decisivos para investir al nuevo presidente del Gobierno pero sí para designar el miércoles al nuevo presidente del Congreso, máxime cuando no hay acuerdo entre PP y PSOE, por lo que cada uno presentará a su candidato. En la más que previsible segunda vuelta de la votación, donde se necesita mayoría simple y no vale la abstención, los diputados centristas ayudarían al PP a que saliese su candidato salvo que el resto de la cámara eligiese al socialista y, en caso contrario, dejarían solos a los populares, que no parece que puedan lograr más apoyos.
Albert Rivera presidirá este martes una Ejecutiva del partido naranja en la que se tomará la decisión de voto de veinticuatro horas después. De momento el nombre que está sobre la mesa es el del socialista Patxi López, al que varios dirigentes de Ciudadanos coinciden en privado en valorar positivamente, principalmente por su papel como primer y único Lehendakari no nacionalista del País Vasco. Sin embargo en público se mantiene la cautela. Entrevistado por los informativos de esRadio, el vicesecretario de comunicación centrista, Fernando de Páramo, uno de los más estrechos colaboradores de Rivera, aseguraba que se trata de "una decisión muy importante" que "no está tomada" y que, por lo tanto, “no puede depender de corazonadas o de un pálpito de ninguno de nosotros, sino de una decisión de nuestra Ejecutiva nacional"
Para Páramo, lo importante es "que haya pluralidad en las personas que vayan a presidir el Congreso, el Senado y el Gobierno". Más allá de eso, el propio Rivera aseguró el pasado viernes, tras la primera reunión del grupo parlamentario centrista, que quien ostente la presidencia de la cámara baja, tercera autoridad del Estado, debe ser alguien "no sectario, un estadista capaz de lograr consenso, impulsar reformas y hacer de contrapeso al Ejecutivo". Ciudadanos insiste además en que si finalmente el presidente del Gobierno fuese del mismo partido el del Congreso, en virtud de un acuerdo previo, tendría que dimitir para mantener ese equilibrio partidista por el que aboga la formación naranja.