El acto central de la gira andaluza de Albert Rivera en la campaña no ha tenido lleno, aunque casi mil personas le han escuchado en el último día de un puente en el Palacio de Congresos Fibes de Sevilla, el mismo lugar donde hace sólo dos años, tal y como ha recordado el líder andaluz de Ciudadanos, Juan Marín, se presentaba Movimiento Ciudadano. Aquella plataforma, diseñada por el hoy candidato centrista a la presidencia del Gobierno, con la estrecha colaboración de Juan Carlos Girauta, anticipó -antes incluso que Podemos- la crisis del bipartidismo que se pondría de manifiesto unos meses después en las elecciones europeas de 2014 con la irrupción de los de Pablo Iglesias, el crecimiento de la entonces ascendente UPyD y los dos eurodiputados que merced a medio millón de votos en todo el país (dos tercios de ellos en Madrid) obtuvo entonces el partido naranja. Parece que ha pasado mucho tiempo, pero apenas año y medio nos contempla.
Este martes Rivera, con traje pero sin corbata, y precedido de toda una jefa de la oposición en Cataluña, Inés Arrimadas, y del hombre clave en la política andaluza, Marín, se ha dirigido al público hispalense pocas horas después de su comparecencia en un debate con nueve millones de espectadores con la vicepresidenta del Gobierno, el líder del PSOE y el secretario general de Podemos.
Rivera parece convencido de poder conquistar el corazón del socialismo andaluz, como ya hiciera en septiembre al convertir en naranja el mítico cinturón rojo de Barcelona. Quizá por ello comenzaba con una cita de "un sevillano, el presidente González" aquella en la que uno de los hijos más célebres de la ciudad del Guadalquivir dijo: "La libertad se pierde cuando se empieza a temer". Aunque por lo demás Rivera ha presumido de haber logrado que un Gobierno socialista de la Junta apruebe una bajada de dos puntos en el IRPF o ayudas a las PYMES. "Son los primeros frutos de nuestro trabajo, pero vendrán más" ha dicho el líder naranja, sin olvidarse de sacar pecho por haber forzado la dimisión de Manuel Chaves y José Antonio Griñán por el escándalo de los eres falsos.
El candidato centrista ha pedido que en Andalucía haya un "cambio de mentalidad" que implique también a la sociedad, esa que, a su juicio, debería dejar claro a la administración "que quieren cambiar su modelo productivo".
La caravana naranja, que rematará en Granada y Málaga su paso por Andalucía, vive en un clima de euforia, convencida, como ha dicho Arrimadas en Sevilla, de ganar "al bipartidismo y al populismo, como hicimos en Cataluña superando a PP, PSOE y Podemos".