El top manta es uno de los quebraderos de cabeza de los comerciantes de Barcelona. Hasta la llegada de Ada Colau al Ayuntamiento de Barcelona, los agentes de la Guardia Urbana y de los Mossos d'Esquadra reprimían la venta de artículos falsificados por las calles de Barcelona. Los manteros se instalaban en el paseo de Gracia y al cabo de pocos minutos recogían sus bártulos ante la presencia de algún policía. Iban y venían en medio de una tolerancia con límites. Se les daba carrete, pero siempre que no acudieran a las zonas más comerciales, donde sus productos falsificados de las grandes marcas competían con las boutiques de lujo de las manufacturas originales.
Todo ha cambiado con la llegada al Ayuntamiento de Barcelona de Ada Colau y su equipo. Para la alcaldesa, los manteros son la "expresión de un problema social" y hay que dejarles trabajar en paz o darles una alternativa. Los comerciantes, y no sólo los de las grandes marcas sino también el pequeño y mediano comercio autóctono, no piensan lo mismo, pero las prioridades de la alcaldesa son otras. Trata de convencer a los manteros para que se acojan a un programa social y traten de regular su actividad. Los representantes de la alcaldesa ya se han reunido varias veces con los de la alcaldesa y las negociaciones para su integración en el tejido comercial barcelonés avanzan viento en popa. La alcaldesa no ha recibido, en cambio, a ningún representante de las asociaciones empresariales y comerciales de Barcelona.
Los manteros se han instalado en los bajos de la plaza de Cataluña, núcleo de comunicaciones ferroviarias y de metro de Barcelona, en el paseo de Gracia, en el frente marítimo y ahora han llegado hasta la plaza de San Jaime, donde el Ayuntamiento y el Palacio de la Generalidad, una de las zonas más concurridas por los turistas. Tal como demuestran las fotografías, los manteros desplegaron en la tarde de este domingo su catálogo ante la mirada pasiva de los agentes.
A los manteros ya se les conoce en Barcelona como el "Corte Colau" o los "Almacenes Ada". La alcaldesa ordena de vez en cuando alguna batida de los policías municipales, pero la orden es la de no detener a los vendedores y acosar los posibles compradores. La oferta de los vendedores consiste en bolsos falsificados de grandes marcas, zapatillas deportivas también falsas y camisetas del Barcelona y el Real Madrid.
El negocio de los manteros, en su mayoría de nacionalidad senegalesa, se circunscribía antaño a los meses de verano en las localidades turísticas, pero la tolerancia de Colau ha generado un efecto llamada en Barcelona.