Miguel Ángel Aguilar cita a Rafael Sánchez Ferlosio y a Joaquín Sabina para referirse a su "cese de colaboración" en El País. Tras un "me alegro de que me haga esta pregunta", dice: "Primero, no voy a formar parte del victimato (RSF); segundo, no me voy a apuntar a la cofradía del santo reproche (JS), y tercero, han sido veinticinco años de trayectoria, he tenido grandes satisfacciones".
Prologado por David Trueba y arropado, entre otros, por Solchaga, Beteta y Almunia, el periodista presentaba este viernes en un desayuno informativo el periódico que preside y edita: Ahora, un semanal "independiente de política, economía y cultura". Cuenta Aguilar que el nuevo medio se llama así "porque la marca estaba libre en el registro" –evidente- y porque fue "el periódico que los Montiel lanzaron en 1930 bajo la dirección de Chaves Nogales". El excolumnista de El País dice que el Ahora vive "en economía de guerra" y que "no se ha pagado un café ni un taxi", "pero pagamos a los redactores y a los colaboradores, y no vamos a incurrir en salarios miserables de 200 euros".
Según Aguilar, los objetivos del Ahora pasan por evitar la "niebla de la guerra" (Clausewitz), cuidar el lenguaje, no mezclarse con el poder, no abrazar causas –"hay 100.000 causas, pero la prensa debe estar fuera de todas. Lo único que tiene que hacer es no desertar de la causa de la libertad"-, etcétera.
Las minas y las cáscaras de plátano vinieron en el turno de preguntas. Aguilar se convirtió en carne de portada y trending topic tras su reciente despido. "Me gustaría ayudar a la gente de El País, porque creo que han tomado el camino equivocado", declara. ¿Ha hablado con Cebrián en los últimos días? Responde: "Lo vi en la presentación del libro sobre Polanco de Mercedes Cabrera, pero él no me vio a mí". Acto seguido, aclara que alguna vez se han saludado, pero que "la última vez que hablé con él fue en 1984", pidiendo tres meses para ofrecer unas conferencias.
El presidente de Ahora niega haber hecho "declaraciones" a The New York Times: "El corresponsal hizo un reportaje y habló conmigo. ¿Qué hace un periodista? Se queda con lo más hiriente. ¿Que ha molestado? Sí, pero, ¿qué le voy a hacer?". "Estamos tan convencidos de que somos libres, que a veces actuamos como gente libre", añade.
Aguilar dijo que "en veintiún años de columnas", ha hecho más de 2.000, y sólo ha tenido problemas por dos. "Un 1/1.000 se puede pasar. Además, el columnista no es el propietario, está de prestao". Y señaló que en El País "no hay eco" a la hora de publicar un texto, y que nadie dice nada ni toca una coma.