La situación es límite, un desafío "en toda regla", y llegó el momento de los hechos. Se acabaron los meros avisos. Pocos minutos después de que la Abogada General del Estado, Marta Silva de Lapuerta, presentara en el Tribunal Constitucional el recurso contra la resolución del Parlamento catalán, Mariano Rajoy volvió a comparecer ante la opinión pública para transmitir un mensaje cardinal: el Gobierno actuará "con firmeza" si continúa la desobediencia. "Cuando se prescinde de la ley, se renuncia a la democracia. Pretenden acabar con la democracia y el estado de derecho y no lo vamos a permitir", prometió con solemnidad.
Con el recurso admitido a trámite por el Alto Tribunal, lo que suspende el plan de ruptura, el Ejecutivo admite que llega la auténtica "prueba de fuego". "Estamos hablando de la esencia de nuestra democracia, del respeto a la soberanía nacional y de la unidad de la nación. Esto es lo que algunos pretenden poner en riesgo y eso es lo que el Gobierno va a defender con firmeza", destacó el presidente . A partir de ahora, con proporcionalidad, el Gobierno irá respondiendo en caso de que las instituciones regionales no acaten la decisión del Tribunal Constitucional, cosa que se da por descontado en privado.
Pese a que no se diga públicamente y Rajoy insista en que espera que el recurso sea la última decisión que tenga que tomar, en la Moncloa dicen estar preparados para "lo peor". Y el presidente cree que la inmensa mayoría de los ciudadanos le respaldará hasta el final en la salvaguarda del orden constitucional vigente. "Estamos defendiendo los derechos de todos los ciudadanos; no sólo los de los catalanes, pero muy especialmente sus derechos. No se trata únicamente de la reacción ante la iniciativa de un Parlamento; se trata de la defensa de todo un país", se reafirmó.
Rajoy no quiso aclarar cuál será su respuesta. Las estrategias, dicen en Moncloa, se ejecutan pero no se cuentan. Pero se actuará. "Soy el presidente y no voy a aceptar que unos señores liquiden las normas de convivencia que nos hemos dado entre todos. Si se sigue vulnerando la ley, el Gobierno actuará con firmeza y con proporcionalidad", dijo. Y, para ello, considera imprescindible no romper la fotografía de unidad conseguida. Esto es, que Pedro Sánchez y Albert Rivera sigan yendo tras él como también sindicatos, patronal y demás actores públicos.
Una unión en la que también está don Felipe, aunque su papel pudiera parecer secundario. El martes, de manera inusual, la Zarzuela permitió que los periodistas fotografiaran el despacho semanal del monarca con el jefe del Ejecutivo y retocó su agenda para que este miércoles por la mañana pudiera estar atento a los movimientos del Consejo de Ministros, que se reunió de forma extraordinaria para dar luz verde al recurso. "El Rey está informado y está siguiendo este asunto, que sin duda es importante y le preocupa a todos" y también "a Su Majestad", enfatizó Rajoy en su comparecencia, con Soraya Sáenz de Santamaría también en la sala.
El presidente no abordó la posibilidad de tomar el control de la policía autonómica o de cortar el grifo de las ayudas. No mentó en ningún momento el artículo 155 de la Constitución. Pero no ahorró en contundencia acogiéndose también al dictamen del Consejo de Estado, que es el máximo órgano consultivo del país. A sus ojos, los secesionistas pretenden devolver al país "a la arbitrariedad del poder y retroceder a otros tiempos que la España constitucional ha dejado atrás definitivamente". Y de ahí el recurso al TC, el primero de los pasos, "como prueba máxima de un Estado que cree en sus leyes y que las defiende para que los españoles puedan seguir confiando en sus instituciones".
Fotografía de Rajoy en Barcelona
El sábado, Rajoy repetirá su discurso desde Barcelona, donde se hará la foto con los cabeza de lista del PP a las elecciones generales. "Podemos decir lo mismo en Béjar, en Madrid o en Barcelona porque España no ha roto y no se va a romper. Para eso está el Gobierno", zanjaron las fuentes consultadas en el seno del gabinete. El propio presidente añadió en conversación informal: "No podemos permitir que -Juntos por el Sí y la CUP- se estén jactando de liquidar el principio de legalidad".
"Pretenden quebrarlo todo" y "no lo voy a aceptar", enfatizó una vez más durante su puesta en escena, en la que de nuevo aceptó preguntas de los periodistas. Incluso llegó a reconocer que "lo que pasa en España no pasa en ningún país del mundo". Que es, en la práctica, la queja soterrada de no pocos cargos del PP que a lo largo de la legislatura le pidieron más firmeza sin que el Ejecutivo se moviera.
Ahora, en cambio, todas las fuentes consultadas aseguran que si hay que actuar se actuará, que todo está planificado y que la unidad nacional no quedará desquebrajada. El presidente no prevé que el Constitucional se pronuncie de forma definitiva -espera un fallo unánime respaldado las tesis del Gobierno- hasta después de las elecciones generales. Pero, antes, tendrá que velar porque nada de lo que se desprende de la la resolución del Parlamento catalán se produzca, toda vez queda suspendida con la admisión a trámite del recurso.
Una vez Rajoy dio su rueda de prensa, cogió un avión rumbo a Malta, donde participa en una reunión de la Unión Europa-África. Mientras, la vicepresidenta se encargará de coordinar al Gobierno hasta que, ya el viernes, el presidente retorne para presidir el Consejo de Ministros. El sábado será su foto en Barcelona, a la que Moncloa y Génova dan gran relevancia. "España no se va a romper siendo yo presidente", no se ha cansado de repetir el líder del PP, satisfecho de la respuesta dada hasta ahora. Sin embargo, desde este miércoles, ya no valdrán sólo las palabras.