El presidente acudió a los estudios de TVE tras hacer balance de la legislatura y convocar formalmente las elecciones para el 20 de diciembre. La periodista Ana Blanco le preguntó quién es su principal rival en las urnas: "Yo mismo, tengo que hacer un esfuerzo para que los españoles vuelvan a confiar en el PP (…) un esfuerzo de explicación y de pedagogía", contestó.
El formato de la entrevista fue novedoso, ya que incluía cuestiones grabadas de un grupo de 12 personas, que tocaron prácticamente todas las cuestiones de actualidad. Los ciudadanos aparecían en el plasma del plató y Mariano Rajoy respondía. Evidentemente, no hubo opción de réplica.
El candidato intentó mostrarse más cercano -este miércoles tendrá una nueva entrevista, en esta ocasión en la SER-. Defendió el bipartidismo y contestó que "en absoluto" teme que un escándalo de corrupción afecte a su campaña. "Salga lo que salga actuaré exactamente igual que hice hasta ahora. Los tribunales tomarán las decisiones que tengan que tomar y contarán con el apoyo del Gobierno", dijo a los dos primeros ciudadanos seleccionados, que se centraron en esta espinosa cuestión.
José María Aznar también fue protagonista. "No sé si va a participar en campaña, si quiere hacerlo lo hará", afirmó, tras precisar que es presidente de honor del PP. Blanco le repreguntó si quiere que suba a un mitin: "A mí me parece bien, es un activo importante", dijo, sin mostrar ningún tipo de simpatía con respecto a su antecesor en el cargo.
Rajoy prácticamente calcó la intervención que protagonizó horas antes en la Moncloa. Se centró en la economía y recetó "mano izquierda" ante el pulso secesionista. "¿Por qué hay que ser tan pesimista? Hablemos de cosas positivas", llegó a afirmar cuando le pidieron que escogiera el peor momento de su mandato.
Durante los tres cuartos de hora de directo, Rajoy intentó ser campechano, más cercano. "Nadie espera que yo me ponga a bailar", avisó en todo caso. Su principal mensaje fue que España es "una gran nación" y hay que dejar atrás el pesimismo.