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Irene Lozano, de cortejar a Albert Rivera a aceptar al PSOE como última opción

Tras perder frente a Herzog el congreso de UPyD, las filas naranjas estaban vedadas para quien fue una fiel escudera de Rosa Díez

Irene Lozano y Pedro Sánchez, en una imagen reciente | EFE

Irene Lozano ha comenzado a ejercer como candidata del PSOE para las próximas elecciones generales (será la número cuatro en la lista que encabeza Pedro Sánchez por Madrid) aunque de momento sigue viéndose obligada a dar explicaciones de su repentino cambio de siglas. La exdiputada de UPyD, comisionada ahora por el secretario general socialista para elaborar la propuesta de regeneración democrática, insiste en que eligió al PSOE tras la oferta de su líder, aunque en realidad no tenía otra opción para seguir dedicándose a la política activa.

Su lugar natural de desembarco hubiera sido Ciudadanos, como lo ha sido para dirigentes magenta como Toni Cantó (el número dos de su candidatura a liderar UPyD) o Ignacio Prendes. Sin embargo, su papel antes, durante y después de las frustradas negociaciones con los de Albert Rivera a finales de 2014 le cerraron para siempre esa puerta. El pasado lunes, al ser preguntado por la posibilidad de haberla incorporado, el líder naranja lo rechazó explícitamente. En privado, varios dirigentes naranja afirmaban ya en primavera que Lozano sólo se podría incorporar a Ciudadanos "cuando las ranas críen pelo". Este viernes Carlos Herrera le planteaba en la COPE la misma posibilidad de haber recalado en el partido centrista, a lo que Lozano contestaba: "Eso es algo que no ha ocurrido y que no me lo planteo".

Durante su campaña como candidata al congreso de UPyD celebrado el 11 de julio, en el que fue derrotada por Andrés Herzog, inició un proceso de acercamiento a Rivera –su número dos, Toni Cantó, mantenía contactos desde principio de año- pero tuvo que hacerlo con sumo cuidado por una razón estratégica: los militantes que quedaban en el partido magenta tras la debacle producida por las municipales y autonómicas no parecían precisamente los más proclives a esa idea. En un debate con Herzog y los otros dos candidatos, Lozano resolvió el dilema asegurando que eran dos partidos distintos pero admitiendo algo que sigue siendo tabú en UPyD, el hecho de que, como aseguró ante los afiliados: "Compartimos votantes".

Toda historia ficción es imprecisa, pero no es alocado plantear que Rivera se hubiese encontrado en verano, de haber ganado Lozano, en una situación similar a la de Pablo Iglesias frente a Alberto Garzon, relación resuelta recientemente sin acuerdo. Sin un partido como respaldo, Lozano no podía integrarse en Ciudadanos, lo que explica, en parte, su llegada al PSOE.

Ahora intensifica sus apariciones en medios como uno de los rostros visibles de un partido excesivamente centrado en la figura de Sánchez y del que el gran público desconoce a sus principales dirigentes, sin ir más lejos el número dos, César Luena. Aunque en su agenda mediática sigue sin estar Libertad Digital, medio al que ha evitado conceder entrevistas cuando era diputada –sí que fue entrevistada en la emisora del grupo, esRadio, donde ejerció varios años como tertuliana- después como candidata a suceder a Rosa Díez y recientemente tras su salida del partido.

Tardará mucho, si es que lo consigue, en que su pasado político no centre buena parte de sus apariciones en los medios. El PP la ha tildado en varias ocasiones de "tránsfuga" término que ella niega y que muy probablemente se escuchará repetidas veces de aquí al 20 de diciembre.

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