La fuerza de los dos partidos emergentes que amenazan el bipartidismo, Podemos y Ciudadanos, va a estar en juego en las próximas elecciones generales de diciembre en las 19 de provincias españolas que reparten entre 6 y 10 escaños cada una en el Congreso de los Diputados, puesto que es donde un tercer partido tiene más posibilidades de arañar puestos a PP y PSOE. Entre ellas suman 144 escaños de los 350 en liza.
El sistema electoral español de circunscripciones por provincias favorece a los dos grandes partidos. Los expertos coinciden en que se diseñó en la Transición para favorecer la formación de gobiernos y, por tanto, la estabilidad institucional. Esto ha venido siendo así con PP y PSOE, que han podido gobernar en solitario o con el apoyo de las formaciones nacionalistas, pero la irrupción de dos nuevos actores puede cambiar el panorama.
Las 52 provincias españolas son las que eligen a los 350 diputados según su tamaño; los expertos las dividen, a grandes rasgos, entre pequeñas, medianas y grandes. Las primeras, que son 27, eligen entre uno y cinco diputados y en ellas el precio en porcentaje de votos para hacerse con un asiento en el Congreso es más elevado, porque hace falta conseguir entre el 16 y el 33 por ciento de votos, según el tamaño. Por ejemplo, en las provincias que reparten tres escaños, ese precio está en torno al 25 por ciento de votos. Es el caso de Huesca, Ávila o Teruel.
Esto hace que sólo los partidos con implantación consigan escaños y que apoyar a fuerzas minoritarias signifique, coloquialmente, tirar el voto. Jorge Urdánoz, profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad Pública de Navarra y experto en sistemas electorales, critica que importantes porcentajes de voto "se queden sin representación" en estas provincias.
Los 144 escaños de las provincias medianas
Según explica a Europa Press, es en las circunscripciones grandes donde la proporcionalidad "empieza a funcionar de modo decente, de forma más o menos eficaz". Es el caso de Alicante y Sevilla (12 escaños), de Valencia (16) y por supuesto de Barcelona (31) y Madrid (36), donde los dos nuevos partidos tienen posibilidades de hacerse con un buen número de escaños en las próximas elecciones de diciembre.
Pero la batalla estará en el resto de provincias, las medianas, que eligen entre 6 y 10 diputados y que pueden marcar la diferencia entre lograr 10 escaños o 35 para los partidos emergentes. A partir del sexto escaño elegido, el precio en porcentaje de votos empieza a bajar a proporciones más asequibles para la tercera fuerza política, pero también para una cuarta. En las provincias que eligen diez diputados, se logra el escaño con en torno al 9% de votos y en las de seis, con alrededor del 14%. Estos porcentajes no son fijos, varían según el resultado de todos los partidos políticos.
Las provincias medianas suman 144 escaños, de los que en 2011 el PP se llevó 76 y el PSOE, 45; es decir, el bipartidismo se hizo con 121. En el grupo se encuentran las provincias andaluzas, así como Murcia, Toledo, Zaragoza, Tenerife, Baleares, Coruña o Pontevedra, en las que los dos grandes partidos se repartieron todos los escaños salvo cuatro. Más diversidad se dio en Vizcaya, Asturias y Granada, en las que en 2011 lograron escaño cuatro partidos políticos.
Una implantación uniforme
Jorge Urdánoz asegura que "está por ver" el comportamiento de Podemos y Ciudadanos en ese grueso de provincias de tamaño medio, en las que el sistema seguirá favoreciendo a los dos grandes partidos, pero si los nuevos superan el umbral del 10 por ciento de votos en cada caso puede concederles escaños.
La suma final dependerá de la implantación más o menos uniforme por todo el territorio nacional. Es decir, que Podemos y Ciudadanos logren diputados más allá de Madrid, Barcelona o Valencia, donde el mayor número de escaños que están en juego les abren las puertas de par en par. Será la diferencia entre lograr 15 diputados o 35.
Lluís Orriols, doctor en ciencia política por la Universidad de Oxford y profesor en la Universidad Carlos III de Madrid, asegura a Europa Press que Podemos era en las elecciones autonómicas de mayo un partido con una implantación "poco concentrada", que "era fuerte en muchas circunscripciones medias en las que podía arañar escaños", como Cádiz, Zaragoza o Coruña, y también "incluso competir por un escaño en las circunscripciones pequeñas".
"Era por primera vez un partido que, siendo tercero, conseguía no ser penalizado por el sistema electoral", asegura. Advierte sin embargo que está por ver la evolución de Podemos y si se confirma el "proceso de estancamiento o recesión" que indican las encuestas.
Con respecto a Ciudadanos, explica que quedaría como cuarta fuerza según el resultado de las autonómicas, lo que le impediría lograr escaño en las provincias pequeñas y se lo pondría complicado en las medianas. Esto ha podido ir cambiando sin embargo con los meses y tras el paso de las elecciones catalanas, en las que ha sido claro el avance de esta formación.
"Puede generar un efecto de caballo ganador en los votantes de Ciudadanos, pero no dejan de ser unas elecciones sólo en Cataluña. El elemento crucial es si esas elecciones tienen reverberación estos meses. Ciudadanos tiene un papel importante en Cataluña, si quien gobierne allí empieza a hacer política de ruptura con España y la cuestión catalana se sitúa en primer plano, Ciudadanos puede estar bien colocado", explica.
Voto útil y el 'efecto balancín'
Tanto Urdánoz como Orriols coinciden en que las elecciones de 2015 serán las del fin del voto útil, que tanto PP como PSOE reclaman para sí. Es el que puede hacer que en esas provincias medianas los ciudadanos opten por las formaciones emergentes y repartan los escaños entre más partidos.
Jorge Urdánoz explica que los electores han entendido que hay otros partidos con una oportunidad, que "a nivel psicológico" se ha roto una barrera para el bipartidismo. "Y dado que se ha roto esa barrera, las encuestas reflejan que esos partidos rompen el umbral necesario para acceder a escaños, lo que hace que a su vez haya más personas dispuestas a votarles. El voto útil ya no tiene sentido", explica.
Añade que se ha roto lo que se denomina efecto balancí': los votos de PP iban al PSOE y viceversa. "Pero la pata del PSOE se rompió en 2011 y ahora parece que se hunde la del PP. Han aparecido otros dos actores, aunque el sistema electoral no se lo va a poner fácil", insiste. "Esto no quiere decir que vayamos a un sistema proporcional y justo, no. Iremos a un cuatripartito descompensado", resume.
Orriols afirma por su parte que la volatilidad del voto, la posibilidad de que cambie de partido, es "altísima" y algo nuevo en España. "La formación que tiene el elector de cómo va a ser la competición dentro de su distrito, eso se ha difuminado, por lo tanto creo que el voto útil se ha difuminado. Los votantes de Soria (2 escaños) saben que en su circunscripción no va a entrar Podemos ni Ciudadanos, pero en las provincias medias no. En las circunscripciones medias estará la batalla", resume.