La Vanguardia está convirtiendo en una costumbre inventarse los titulares. "El sí se impone", titula a cinco columnas. ¿El sí a qué, señor conde? Porque el plebiscito que tanto cacareó Artur Más "se queda en el 47,8% de votos". O sea, no llega ni a la mitad. El editorial, con algo más de pudor, no se atreve a sostener esa afirmación y se parapeta en que el resultado "dibuja una sociedad muy dinámica", "muy plural", dice como quien no dice nada. "La victoria de Juns pel Sí, aunque lejos de la mayoría absoluta, abre una nueva e incierta etapa" porque el resultado "no ayuda a disipar el interrogante de futuro". El periódico anda acojonado porque "el proyecto pasa a depender de forma casi decisiva del apoyo de la CUP, un grupo asambleario y anticapitalista que ha repetido hasta la saciedad que no apoyaría a Mas como presidente" y que tiene mucha prisa en declarar la independencia como sea. "La sociedad catalana no se ha fracturado", dice en otro nuevo episodio de enajenación. "Pero también es cierto que los resultados de ayer configuran dos mitades con respecto al proyecto independentista". A ver, señores de La Vanguardia, si coges una tarta y la partes en dos mitades ¿estás fracturando la tarta o es una tarta muy plural? Pues eso, todo lo que se parte en dos mitades constituye una fractura. Un poquito más de Barrio Sésamo no les hubiera venido mal. "Y a partir de ahora, ¿qué?", se pregunta desorientada. Pues no tiene ni pajolera idea, así que se limita a pedir "ánimo y voluntad de diálogo y capacidad para la negociación". "Las elecciones han dejado a las claras que la sociedad catalana es partidaria de plantear y resolver los conflictos desde el diálogo, con audacia y valentía, pero al mismo tiempo con pragmatismo y voluntad de acuerdo". Que se lo digan al de la zapatilla. Lo mismo les quita las subvenciones.
El Mundo dice que "la mayoría de los catalanes dice no a la independencia". Vamos, que Diadas y espectáculos teledirigidos aparte, los catalanes no se quieren ir. Dice el editorial que "el separatismo pierde su plebiscito". Lo mismo ahora ya no quieren el dichoso referéndum, por lo que pueda pasar. "La apuesta soberanista de Mas y Junqueras se estrelló ayer con las urnas" y quedó claro que Cataluña "está partida en dos". Encima, si las CUP mantienen su posición de no apoyar a Mas, "los días políticos del actual presidente de la Generalitat están contados". Por lo demás, "los resultados trazan un escenario de enorme inestabilidad política en Cataluña". Y el día de la marmota no ha acabado. "Ciudadanos se convierte en la gran alternativa al nacionalismo" y "el que ha fracasado totalmente en Cataluña es Pablo Iglesias". Pobre coleta morada, qué chasco.
Federico Jiménez Losantos está como unas castañuelas con la victoria de Ciudadanos. Recuerda como "hace casi diez años nació en Barcelona un partido político al que saludé en esta misma columna (…) Ayer hubiera querido estar en la sede de Ciudadanos, ese partido forjado contra el PSOE, el PP y, sobre todo, contra el salvaje nacionalismo". Hoy, dice al borde de las lágrimas, el niño se ha hecho mayor y "la bisagra para gobernar España será un partido que defiende la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos de toda España". Enhorabuena, hombre, se te ve emocionado.
El País dice que "los independentistas ganan las elecciones y pierden su plebiscito". "Derrota y victoria" dice el editorial sin romperse la cabeza. "Las fuerzas partidarias de la secesión no alcanzan ni de lejos la mitad de los votos. Pero es evidente que la ciudadanía catalana se ha mostrado severamente fracturada en dos bloques. Como el plebiscito que desearon su organizadores, pues, los secesionistas han perdido claramente la partida". Se ponga como se ponga el conde de Godó. En su opinión, los juntos "tienen legitimidad para continuar su estrategia proindependentista, siempre que lo haga ateniéndose estrictamente a la legalidad". Y si la independencia no es legal ¿eso cómo se hace? Y para culminar el editorial, una chorrada de esas que le encantan a El País. "Hay un deseo de cambio expresado sólidamente por los catalanes". Lo único que ha cambiado es que los catalanes que quieren seguir en España se han ido como locos a votar a Ciudadanos, porque por lo demás van tres elecciones en tres años en las que sigue ganado Mas. Juan Luis Cebrián también nos deleita con el acostumbrado artículo interminable cuando sucede algo importante. Pide ir "a las urnas cuanto antes". "Parece irresponsable que el presidente del Gobierno quiera apurar la legislatura hasta Navidades" porque "sólo logrará promover más inestabilidad e incertidumbre". Pero hijo, si para Navidad no queda nada, haberlo pedido antes si tenías tanta prisa.
ABC casi llora de la emoción. "Cataluña no se quiere ir". "El 52% de los electores dicen no a la independencia". Dice Bieito Rubido en su Astrolabio que "ha quedado claro que no existe ambiente suficiente, ni legalidad, ni legitimidad para seguir empujando a la sociedad a los extremos que Mas ha llegado a abocarla". Y por cierto, "tal vez" le haya llegado al president "la hora de marcharse, tras dejar uno de los peores balances que se recuerdan en la política española". El editorial constata que sí, que "existía una Cataluña silenciosa y esta vez ha dejado de serlo". Mira que se ha hecho de rogar. "Los independentistas han perdido claramente el plebiscito y esto debería significar algo más importante que el fin político de Artur Mas: la aceptación por parte de los nacionalistas de que no tienen mayoría social para separar a Cataluña de España". Ademas, otro detalle completa la felicidad de ABC. "Iglesias y su partido son una burbuja que ha estallado cuando ha tenido que enfrentarse a un problema de Estado para el que no sirven sólo las proclamas populistas". Pero lo que tiene en éxtasis al periódico de Vocento es que "Mas hizo una lista para sacar por sí sola mayoría absoluta y más del 50 por ciento de los votos. No ha sido así. Cataluña no quiere separarse de España". Que alguien le acerque unos klennex.
La Razón se limita a un simple y frío: "Mas no consigue sus objetivos". Hijo, un poquito más de salero, que tampoco te vas a herniar. "A Artur Mas los planes no le han salido tan redondos como hubiese querido" y "tendrá muy difícil repetir y abanderar el desafío soberanista. Además, más de la mitad de los catalanes no secunda su hoja de ruta rupturista. Si de algo puede presumir es de dinamitar a CiU, fagocitada por la izquierda". Según el editorial Mas "ha dejado a Cataluña abocada a repetir elecciones. Mas sabe, aunque lo oculte tras un discurso equívoco, que ha fracasado en su proyecto secesionista". "Pueden engañarse los dirigentes separatistas y tratar de convencerse y de convencer al resto de los ciudadanos de que ha obtenido un mandato popular para proseguir con su proyecto de independencia, pero nadie en su sano juicio forzaría un proceso de tal naturaleza contando con menos de la mitad de los votos". Totalmente de acuerdo, Marhuenda, pero se te escapa un detalle. ¿Qué te hace pensar que Mas y los separatistas están en su sano juicio?