"Confianza política". Así ha justificado su nombramiento la joven Delfina Rossi, hija del ministro de Defensa argentino, Agustín Rossi, como directora general en el Banco Nación. El "fichaje", firmado por Cristina Fernández de Kirchner y publicado en el boe austral, ha sorprendido por igual a los medios argentinos y españoles. En España, por la trayectoria de Delfina, candidata de Iniciativa per Catalunya-Els Verds (ICV) en las pasadas elecciones europeas y exbecaria de Raül Romeva, así como por su juventud, 26 años. En Argentina, por las mismas o parecidas razones y porque pese a ser argentina, es una perfecta desconocida en los ámbitos político, económico y académico. Y es que Delfina llegó a España a muy temprana edad, en 2002. Dice que acuciada su familia por el corralito.
En su perfil en las redes sociales se define como "politizada en Barcelona". Se hizo muy pronto militante de los comunistas catalanes, que ahora se han fusionado con Podemos, e hizo carrera aupada por las influencias familiares. Licenciada en Economía en la Universidad Autónoma de Barcelona, fue una de las becarias/asesoras más jóvenes de Raül Romeva, exeurodiputado y actual candidato a la presidencia de la Generalidad por la candidatura "unitaria" separatista en la que Mas va de cuatro y Junqueras de cinco. En las últimas elecciones europeas, Rossi ocupaba uno de los primeros puestos de la lista de ICV, en representación de las juventudes del partido que sustituyó al PSUC.
Críticas en Argentina
Hace tres días fue nombrada directora general del Banco Nación, entidad pública ante la sorpresa generalizada de los principales medios argentinos. Cuestionada por la prensa sobre sus méritos, Rossi ha declarado al periódico La Nación que "a los 16 años trabajé dando clases de teatro y actividades no formales a niños de 3 a 12 años".
Rossi cuenta que colaboraba con su hermano y que "siempre intentamos colaborar la economía familiar de mi mamá para sustentarnos". Para tranquilidad de los argentinos, Rossi también manifestó que su puesto no es autónomo, sino un cargo de confianza política que deberá compartir las decisiones con el presidente, el vicepresidente y otros nueve directores generales del banco público. Según La Nación y en declaraciones a "Radio del Plata", Rossi manifestó su plena adhesión al kirchnerismo: "El cargo no pasa por una cuestión bancaria, sino en tener la capacidad política y la inteligencia de leer cuáles son las necesidades argentinas, de la gente, de nuestra industria, para que le banco contribuya a un crecimiento con inclusión, que es lo que viene haciendo el Gobierno de Argentina en los últimos diez años".
Como haber formado parte de la "gauche divine" de Barcelona no parece suficiente, Rossi se esfuerza por marcar sus orígenes argentinos: "Yo vengo a aportar desde mi experiencia, y también desde mi lugar de mujer joven, profesional, y del interior, soy de Santa Fe, soy una rosarina que siempre he estado en mi provincia". Sobre este aspecto, La Nación remarca que "en los últimos nueve años vivió prácticamente en Europa". Más si se tiene en cuenta que la propia Rossi reconoce que llegó a Barcelona hace trece años.
En Clarín recogen que nada más aterrizar en Buenos Aires Rossi afirmó: "La economía ha sido codificada de una forma que la gente no la pueda entender". Además, para ella la edad no es un problema. "En quince días cumplo 27 años", zanjó.En su entorno barcelonés se destaca la formación de Rossi y sus privilegiadas relaciones con la izquierda catalana, en la que se le considera una "chica con futuro", una "niña bien argentina" con veleidades revolucionarias y partidaria del "derecho a decidir". Una "pija-comunista" según la jerga universitaria, a quien se había colocado en un puesto muy bien remunerado como asesora del grupo comunista en Bruselas.