La dirección del PSOE considera que la impugnación del último congreso extraordinario del PSOE-M, impulsado por una decena de críticos, entre ellos Antonio Miguel Carmona, es "un tema menor" que no les preocupa. Primero, porque se ha respetado la legalidad en el proceso que encumbró a Sara Hernández como actual presidenta del PSOE madrileño.
Y segundo, porque entiende la dirección federal que los críticos, aunque se resistan como gato panza arriba, van a acabar viendo cómo se calman las aguas de cara al congreso ordinario que tendrá lugar el año que viene después de las elecciones generales, con Pedro Sánchez, confían, en la presidencia del Gobierno.
En rueda de prensa, el portavoz parlamentario, Antonio Hernando, defendió la legalidad del último congreso en contra de la petición de los críticos de declararlo nulo por haber "trasgredido los estatutos del PSOE". "Por supuesto como todos los congresos son legales, se realizan en base a las normas del partido, pero cualquier militante tiene derecho a reclamar", dijo Hernando.
Poniéndose ligeramente de perfil, el portavoz parlamentario socialista añadió que "desconozco lo que se está denunciando... no fui delegado en aquel congreso y asistí solamente a la clausura del mismo, pero cualquier militante tiene derecho a reclamar".
Desde fuentes de la dirección federal confían en que la iniciativa de los afines del PSOE-M que se resisten a reconocer el liderazgo de Sara Hernámdez, tenga "poco recorrido", y ahí sitúan también al tomasista y ex candidato a la alcaldía, Antonio Miguel Carmona.