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Los correos del 9N: "¡Estamos jodidos! Sólo soy un director al que están metiendo en un follón"

El juez que investiga a Mas por el 9-N estudia correos electrónicos de directores de instituto que se vieron obligados a abrir los centros.

El juez que investiga a Mas por el 9-N estudia correos electrónicos de directores de instituto que se vieron obligados a abrir los centros.
Voluntarios del 9-N con las urnas y las papeletas

El pasado 9 de noviembre de 2014 Mas llevó a efecto su desafío separatista y celebró en Cataluña una consulta sobre la separación del resto de España. Dispuso Mas de institutos y colegios públicos para poner urnas de cartón, pese a que el Tribunal Constitucional había declarado ilegal la consulta. Ahora, uno de los colectivos que queda atrapado en medio de las investigaciones es el de los directores de institutos y colegios que acudieron a abrir los centros para las votaciones y que reclutaron voluntarios para la organización del evento. Muchos de ellos denuncian presiones e indefensión. Lo hicieron en su día intercambiándose correos electrónicos entre ellos.

Josep Manuel Abril, el magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que investiga a Arutr Mas por desobediencia, tiene en su poder muchos de estos correos electrónicos que ponen de relevancia que se vieron coaccionados a saltarse la ley. El juez los ha incorporado a la causa y la Fiscalía ha dicho que los considera de "indudable interés para la causa".

Estos documentos, que publica este jueves el diario La Razón, recogen testimonios desde apenas 72 horas antes del 9-N hasta casi la hora de abrir los institutos. Por ejemplo, una directora de instituto de Hospitalet de Llobregat avisa a un compañero de que ha recibido "órdenes verbales para que dé las llaves a un voluntario". Y añade que "he dicho que necesito una orden escrita y me han contestado que no, que en todo caso me darán un recibo". Explica que "en Hospitalet somos como mínimo tres directores los que estamos siendo presionados". Pero no es el único testimonio que maneja el juez en su documentación.

Otro de los correos es de un director que dice a otro colega "ahora toca morir en el fuego cruzado, en la falta de seguridad jurídica y, sobre todo, en el mal ambiente que se está creando dentro del claustro", escribe y añade: "Esto nos pasa por aceptar órdenes no escritas".

Pero hay más: "Esto es como un juego que no se acaba nunca. Y además juegan con nosotros como si no importase nada más... parece que tengamos que estar a su disposición. Estoy hecho un lío. No sé qué hacer".

"Y ahora qué", se pregunta otro director. "¡Estamos jodidos! Personalmente no me considero un héroe ni quiero practicar la desobediencia civil, sólo soy un puto director al que están metiendo en un follón de mil demonios. ¡Estoy muy enfadado!".

Éstos son sólo una muestra de los muchos correos electrónicos que obran en poder del juez. Pero no terminan aquí, no faltan los correos de los que tratan de forzar a los directores. Así, el de una colega que justifica la acción de la Consejería: "Quien abre los locales es ella como propietaria, que no facilitará los nombres y que los directores participarán como voluntarios y no como directores. Son los últimos coletazos de, en la lengua de Cervantes, una sinrazón", escribe.

Esta directora dice que "poder poner una papeleta en una urna está costando un riñón y parte de otro. En plan clandestino después de 40 años. Parece mentira". El juez tendrá que decidir el valor probatorio que estos correos tienen en el proceso por desobediencia en el que se investiga a Artur Mas.

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