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'Kichi' acepta la medalla de hermano del Nazareno

El alcalde de Cádiz deja a un lado su anticlericalismo y acepta cumplir con la tradición.

Trueno como el don Guido de Antonio Machado -"aquel trueno, vestido de nazareno" que cantaba Serrat- pero a su extrema izquierda, José María González Kichi aceptó ayer recibir la medalla de hermano del Nazareno, de la cofradía de la iglesia de Santa María en cuya capilla tuvo lugar el insólito acontecimiento, aceptado asimismo por la Iglesia a pesar de la evidente increencia del alcalde gaditano. Aunque las amenazas de algunos miembros de Podemos sobre la Semana Santa y sus celebraciones hacían dudar de las intenciones de la formación, José María González aceptó cumplir ayer por la tarde con la tradición de imponerse la medalla del Nazareno, regidor perpetuo de la ciudad, por su "firme voluntad de ser alcalde de todos los gaditanos".

Según sus palabras, "el Nazareno es Cádiz, simboliza Cádiz, representa a Cádiz. Es uno de los grandes representantes de la cultura gaditana y, en ese sentido, yo creo que el alcalde de Cádiz debe cumplir con esta tradición". En realidad, como en otros casos de poderosos en sus relaciones con la Iglesia, ha sido su madre la gran embajadora del Nazareno porque ella sí es hermana creyente de la cofradía desde hace muchos años. Tras la recepción de la medalla, madre e hijo se fundieron en un abrazo.

Kichi, que reconoció su falta de fe y su creencia en la separación de la Iglesia y el Estado, anunció que, por ahora, aplazaba ese debate para un futuro indefinido, relata Diario de Cádiz.

Además del alcalde, seis de los nuevos concejales del Ayuntamiento, entre ellos la edil del PP Fátima Rodríguez, los dos de Ciudadanos y tres de los cuatro que acompañan a Fran González en el grupo municipal socialista, recibieron la medalla del Nazareno.

En el acto, se recordó la leyenda de la intercesión del Nazareno y María Magdalena ante la epidemia de peste que asoló la ciudad desde el 22 de julio de 1681 a septiembre de ese año. Según la convicción popular, una religiosa del convento anexo a la iglesia de Santa María vio cómo la imagen del Nazareno bajaba de su camarín acompañado de quien parecía ser María Magdalena, cuya talla no existía en el convento. Esa misma noche, un salinero pudo contemplar al Señor dirigiéndose hacia el que era el Hospital del Rey y allí, muchos enfermos lo vieron acompañado de María Magdalena. Dicen que desde en ese instante, la enfermedad empezó a remitir, desapareciendo en su totalidad al día siguiente.

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