El presidente de la Generalidad, Artur Mas, quiere que las elecciones autonómicas que teóricamente se deben llevar a cabo el próximo 27 de septiembre sean "plebiscitarias", un nuevo referéndum del 9-N pero con el amparo "legal" del marco autonómico. Para conseguirlo, pretende que todos los partidos "soberanistas" renuncien a sus siglas y se embarquen en una "lista con el presidente" en la que haya una mezcla de políticos y representantes de la sociedad civil. Esas son sus condiciones para disolver el parlamento regional y convocar los comicios. En caso contrario, se reserva la posibilidad de agotar la legislatura.
Tanto ERC como las CUP y los representantes del entramado separatista (ANC, Òmnium, Municipios por la Independencia...) ya le han respondido que si quiere una candidatura que agrupe a todos los sectores y partidos, él y los demás políticos en activo deben dar un paso atrás y dejar que sean los representantes "civiles" quienes ocupen todos los puestos de la lista.
La bofetada recibida por Mas, que se considera traicionado y ninguneado, le ha llevado a plantear un ultimátum a los partidos y a las asociaciones. Este lunes se verán las caras en una reunión que las CUP lograron aplazar, puesto que estaba prevista para el viernes pasado. David Fernàndez, el diputado antisistema que se abrazaba con el presidente la noche del referéndum ilegal, le dijo que no podía disponer de la agenda de los demás a su antojo y que tales citas se debían convocar con al menos 48 horas de antelación. Tras el aplazamiento, Junqueras insistió el sábado en TV3 en la tesis de que si Convergència quiere una candidatura conjunta, Mas debe renunciar en favor del "proceso".
Mas está contra las cuerdas y ante dos opciones: presentarse con una candidatura que oculte las siglas de su partido pero que no sea la agregación de todo el independentismo, tal como pretendía; o agotar la legislatura. Ambos escenarios son malos para él, pero La Vanguardia ha acudido veloz en su ayuda con una encuesta que sitúa las circunstancias demoscópicas en los términos preferidos de Mas. La lista única obtendría seguro la mayoría absoluta (68 escaños) con una horquilla de entre 68 y 72 diputados. Podemos y Ciudadanos empatarían en el segundo lugar, con 22-23 diputados; el PSC obtendría 9-10; el PP, 7-9 y los democristianos de Duran, entre 2-3. En cambio, si los partidos soberanistas concurren separados a las elecciones, el partido o lo que presente Mas ganaría las elecciones, con 32-34 diputados (en la actualidad tiene 50). ERC y Ciudadanos igualarían con 22 diputados; Podemos estaría entre los 20-22; el PSC, 13, el PP y las CUP, 9-10 y Unió, 3-6.
La encuesta también afirma que la mayoría de los consultados prefiere una lista con políticos, que sólo es respaldada por el 23%. El sondeo coincide punto por punto con las tesis de Mas y será el marco de referencia que utilice en la reunión de este lunes, a los que ha dicho que no hay que confundir enemigos con adversarios.